Críticas a China por su coerción antinatalista

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De cuando en cuando, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUP) recuerda al gobierno chino que debe respetar la libertad de procreación de sus ciudadanos. Sobre todo, cuando salen a la luz datos más precisos sobre la aplicación de la planificación familiar. Son llamadas de atención poco coherentes con la ayuda económica que el Fondo presta al gobierno para que se lleve a cabo la política de «hijo único». La última advertencia del FNUP ha sido de su directora, Nafis Sadik, con ocasión del XXIII Congreso Mundial de Población, celebrado en Pekín del 12 al 17 de octubre bajo el auspicio de la International Union for the Scientific Study of Population.

En el congreso muchos expertos occidentales han criticado que, para que las mujeres aborten cuando tienen más de un hijo, ahora se las coacciona con métodos como multas o amenazas de perder el empleo. Sin embargo, el francés Yves Blayo, del Instituto Nacional de Estudios Demográficos, denunció que, en el campo, todavía se sigue forzando físicamente a las mujeres para que aborten. Como prueba del interés que tiene el gobierno en extender el control de la natalidad en zonas rurales, se presentó en el congreso una de las 600 furgonetas que a modo de clínicas móviles, se utilizarán para realizar abortos.

En este contexto, la directora del FNUP declaró que «corresponde únicamente al hombre y la mujer decidir cuántos hijos quieren tener». Pero añadió también algo tan ambiguo como que «es un derecho de la mujer decidir sobre su propia maternidad»; palabras que al no excluir el aborto, dan una salida al Estado para seguir «animando» a las mujeres con más o menos imperio.

El FNUP sostiene en teoría que se debe respetar la libertad para procrear (con lo que China se muestra teóricamente de acuerdo), tal como ha declarado en las conferencias sobre población organizadas por la ONU. Pero ya en 1979, el mismo año que comenzó la «política del hijo único» en China, el FNUP empezó un plan quinquenal de acción en el país, sin escatimar medios para difundir la esterilización, la anticoncepción y el aborto (ver servicio 117/94). En 1989 Nafis Sadik aseguró que el programa chino era «totalmente voluntario», y en abril de 1991, al tiempo que se recrudecía la política del hijo único, declaró a la prensa china que «China puede estar orgullosa y satisfecha» de los «notables logros alcanzados en los últimos diez años con su política de planificación familiar y control del crecimiento demográfico».

No es la primera vez que la ONU manifiesta estar preocupada por la política china de control de la natalidad, e incluso ha habido amenazas de suspender la cooperación con China. Pero esto no ha llegado a ocurrir.

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