El gran acelerador de partículas y el futuro de la física

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Puede parecer paradójico, pero lo cierto es que si queremos conocer mejor el origen, la evolución y el destino del universo, hay que profundizar en el mundo de las partículas subatómicas. Dicho de otro modo, el camino que conduce hacia el conocimiento detallado del macrocosmos pasa necesariamente por los laboratorios que cuentan con grandes aceleradores de partículas, capaces de generar las altas energías necesarias para poder desentrañar algunos de los misterios del microcosmos, encerrados en los constituyentes más elementales de la materia.

En el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) está a punto de entrar en servicio el nuevo Gran Colisionador de Hadrones (LHC, Large Hadron Collider). De forma anular y 8,6 km de diámetro, es el acelerador de partículas más grande que existe actualmente. Situado entre Francia y Suiza (cerca de Ginebra), es capaz de acelerar los protones hasta casi la velocidad de la luz, así como de generar energías de una magnitud nunca antes producidas por el hombre. Con semejante titán los científicos piensan acceder a un conocimiento mucho más profundo de la física de partículas y, con ello, de la realidad material. De esta suerte, el LHC vendría a ser algo así como el microscopio más grande y más potente de la historia de la ciencia. Los hadrones son una clase de partículas subatómicas entre las que se encuentran los quarks.

Nadie sabe qué nos va a enseñar el LHC a partir de su entrada en servicio el próximo mes de agosto (el plan original era inaugurarlo en noviembre de 2007, pero algunos problemas técnicos han retrasado su puesta en funcionamiento). Lo que sí es seguro es que va a llevar a la física (y no sólo a la de altas energías) a un nuevo estadio. No se trata simplemente de subir uno o dos peldaños en el conocimiento de la complejidad de la estructura de la materia, sino de un auténtico salto cualitativo. Ciertamente, permitirá verificar la existencia real de nuevas partículas, propuestas teóricamente y largamente buscadas, pero seguro que también sorprenderá con el descubrimiento de fenómenos mucho más complejos y admirables, tales como indicios experimentales de dimensiones adicionales en la realidad. En líneas generales su objetivo es muy ambicioso y podría resumirse en pocas palabras: decirnos de qué estamos hechos exactamente y cómo funciona la materia.

Pero los ingenieros, guiados por las indicaciones de los físicos teóricos y experimentales, ya están trabajando en el siguiente gran acelerador de partículas: el Gran Colisionador Lineal (ILC, International Lineal Collider). Constará de dos aceleradores lineales de 11,3 km. cada uno y será capaz de hacer que choquen entre sí protones y electrones. Su entrada en servicio está prevista para la década de 2020, siempre y cuando no haya problemas de financiación.

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