Act Up, mucho ruido, pocas huestes

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Contrapunto

Act Up-París, la asociación de lucha contra el Sida, siguiendo las huellas de su homóloga norteamericana, ha optado siempre por las acciones espectaculares: hacerse los muertos (die in) en la vía pública, ocupación de la sede de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, interrupción de una Misa en Notre-Dame de París, manifestaciones fúnebres, presencia en las celebraciones del Gay Pride… Se trata de atraer la atención de fotógrafos y cámaras de televisión, mientras se critica la supuesta indiferencia de otros (los políticos, la organización sanitaria, la Iglesia,…) hacia los enfermos de Sida. La culpa es siempre de los otros, pues Act Up no se plantea un cambio en los estilos de vida que favorecen la difusión de la enfermedad. La actitud agresiva de muchas de sus acciones podría haber hecho caer sobre ellos el peso de la ley. Pero eso se reserva para los grupos anti-aborto.

Lo más curioso es que un grupo que se presenta como el representante de los enfermos de Sida sea apenas un grupúsculo. En su origen, Act Up reivindicó «el derecho a hacer mucho ruido con poca gente». Y así sigue. En estos días ha celebrado su asamblea en París, y los militantes congregados eran en torno a un centenar. En sus nueve años de existencia, no puede decirse que hayan conseguido aglutinar a muchos. Junto a la crisis de reclutamiento, los militantes acusaban este año una crisis de financiación -los donantes parecen cansados- y una carencia de «deseo político» en su lucha.

En cambio, han sabido hacer llegar su mensaje con inventiva y tenacidad en la sociedad del espectáculo, donde cuenta menos ser que aparecer. Lástima que el ruido no impresione al VIH.

Ignacio Aréchaga

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