Así como países ricos descargan basura en otros menos desarrollados, se ha extendido también la práctica de exportar experimentos científicos de dudosa ética que no se permitirían en casa. Este “dumping ético”, como el de los residuos, aprovecha la desigualdad de recursos y de rigor legal en busca del listón más bajo. Pero ahora se multiplican las denuncias y las iniciativas para frenarlo. En los últimos cinco años se han desarrollado herramientas para editar genes sumamente precisas, sencillas y económicas.
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