“El Estado tiene la obligación de proteger la vida de todos los ciudadanos”

Fuente: Conferencia Episcopal Española
publicado
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A tenor de las recientes iniciativas legislativas llevadas al Congreso de los Diputados para intentar regular la eutanasia y el suicidio asistido, una nota de los obispos españoles recuerda que “el Estado tiene la obligación de proteger la vida de todos los ciudadanos”.

Según explica la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida,  las proposiciones de ley presentadas defienden “una absolutización del principio de autonomía y de la pura subjetividad como criterios fundamentales de la decisión. A este respecto, es necesario señalar que nadie es dueño absoluto de la vida. No existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida. Las decisiones terapéuticas tienen su raíz en los conocimientos de la Medicina basada en la evidencia”.

La Subcomisión apunta que la eutanasia constituye “un mal moral y un atentado a la dignidad de la persona”, que concierne no solo al paciente, sino también al personal médico. Dicha práctica “es ajena al ejercicio de la Medicina y a las profesiones sanitarias, que siempre se rigen por el axioma de ‘curar, al menos aliviar y siempre acompañar y consolar’”.

Los obispos señalan que, más que acelerar el momento de la muerte, lo que querrían el enfermo grave y sus familiares es que el equipo médico efectúe un control adecuado de los síntomas del dolor y trabaje para mejorar la calidad de vida del paciente, así como que los llegados de este reciban todo el apoyo espiritual y la compañía posibles para sobrellevar ese proceso.

Todo ello es materia de los cuidados paliativos. Sorprende, sin embargo, que sin haberse desarrollado aún esta disciplina en todas sus potencialidades, la respuesta de algunos grupos políticos sea reclamar una ley de eutanasia.

Por ello, los obispos citan el mensaje del Papa Francisco con motivo del Encuentro Regional Europeo de la World Medical Association, a finales de 2017: “No siempre se puede garantizar la curación de la enfermedad; a la persona que vive, debemos y podemos cuidarla siempre: sin acortar su vida nosotros mismos, pero también sin ensañarnos inútilmente contra su muerte. En esta línea se mueve la medicina paliativa, […], esforzándose por combatir todo lo que hace la muerte más angustiosa y llena de sufrimiento, es decir, el dolor y la soledad”.

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