Gran Bretaña: polémica por un proyecto de ley sobre enfermos terminales

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El pasado 13 de diciembre el Parlamento británico votó un proyecto de ley, presentado por el gobierno laborista, sobre «testamento vital» («living will»). Con este instrumento los pacientes podrán expresar con anticipación cómo quieren ser tratados clínicamente en el caso de que queden impedidos de expresar su voluntad. Una vez que el interesado pierda la capacidad mental, el testamento adquiere fuerza legal y obliga a los médicos a realizar lo establecido por él.

El proyecto está sufriendo un agitado trámite parlamentario porque un buen número de diputados, laboristas incluidos, temen que aprobarlo equivalga a introducir la eutanasia «por la puerta falsa». El motivo es que el texto otorga a los familiares o representantes del paciente incapacitado el poder de exigir a los médicos la suspensión de los tratamientos. Además, según los diputados discrepantes, el tenor literal del proyecto no deja claro que se prohíbe toda intervención con la intención o el efecto directo de dar muerte al paciente.

Bastantes laboristas pidieron a su partido libertad de voto para apoyar una enmienda propuesta por uno de ellos u otra del conservador Iain Duncan Smith. El gobierno trató de tranquilizar a los diputados, pero no lo consiguió del todo. La rebelión se apaciguó cuando el gobierno hizo circular entre los parlamentarios laboristas la correspondencia que había mantenido con el arzobispo católico de Cardiff, Mons. Peter Smith. En su carta al arzobispo, el Lord Canciller, Lord Falconer, anunciaba algunos cambios en el proyecto para asegurar que no se autorizaría ninguna decisión cuyo fin fuera matar al paciente. En su respuesta, Mons. Smith se declaraba satisfecho, en principio, con las modificaciones, aunque después declaró a la BBC que tendría que ver los detalles.

Pese a ello, la enmienda de Iain Duncan Smith fue apoyada por 34 laboristas, que por motivos de conciencia decidieron votar en contra de su partido; un centenar más se abstuvieron, en protesta por no haber recibido libertad de voto. Finalmente, la enmienda fue derrotada por 297 votos contra 203. Sin embargo, el gobierno ha prometido introducir los cambios anunciados en la tercera lectura que se hará en los Comunes, después de que el proyecto pase por la Cámara de los Lores.

Para satisfacer a los diputados, las modificaciones tendrán que respetar los términos de la otra enmienda, propuesta por el laborista George Howarth. Según ella, mantener en vida al paciente es la opción que se debe favorecer, partiendo del supuesto de que es la correspondiente al «mejor interés de la persona». El gobierno quiere eliminar la palabra «mejor».

En todo caso, la finalidad de la enmienda, dice Howarth, es «dejar fuera de toda duda que las personas querrán vivir si la opción es entre la vida y la muerte, pero a la vez sin presionar a los médicos o representantes del paciente a mantener entubado al enfermo en toda circunstancia». Por su parte, el gobierno asegura que el proyecto autorizaría, en su caso, a suspender los tratamientos que mantienen la vida artificialmente, pero no la alimentación y los cuidados básicos.

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