Hospitales-granja contra el sida en África

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Los medicamentos contra el sida, al igual que otros muchos, se absorben mejor y son más eficaces cuando se toman acompañados de alimentos. En los países ricos esto no supone mayor problema, pero en las zonas más pobres de África hay muchos enfermos de sida que no mejoran, a pesar de seguir los tratamientos, porque no comen suficiente. Un hospital de Kenia lo ha resuelto.

La prioridad en la lucha contra el sida en África ha sido siempre el abastecimiento de medicamentos. Pero el continente con mayor número de casos de sida es también el que tiene la tasa más alta de pobreza. A medida que han aumentado las clínicas que dispensan medicamentos, los médicos han constatado que el hambre y la malnutrición reducen la eficacia de los tratamientos y, en consecuencia, también de las multimillonarias ayudas de gobiernos y organizaciones privadas.

La ONU estima que una sexta parte de la población que recibe antirretrovirales necesita alimentarse mejor. Este es el objetivo del Academic Model for Prevention and Treatment of HIV/AIDS (Ampath), uno de los primeros proyectos que ofrece atención contra el sida y que gestiona una explotación agrícola a gran escala («The Wall Street Journal», 28-03-2007).

El proyecto es fruto de un acuerdo entre la Universidad de Indiana y la Kenya’s Moi University School of Medicine. Alrededor del hospital hay granjas y tierras de cultivo que producen cuatro toneladas de fruta y verdura a la semana, durante todo el año. Cada mañana, un camión distribuye los alimentos entre las clínicas del oeste de Kenia. Cuando los médicos prescriben un tratamiento a los pacientes de sida, también entregan una cartilla de racionamiento a los que están malnutridos.

Joe Malmin, médico internista de 71 años y profesor de la Universidad de Indiana, ha sido pionero en la fusión de medicina y agricultura. Malmin afirma que «en Estados Unidos puedo sentarme en mi despacho y rellenar una receta; pero aquí, rodeado de hambre y pobreza, no puedo hacerlo. Las medicinas no tienen calorías».

El proyecto trata a más de 40.000 kenianos portadores del virus del sida, de los que casi la mitad reciben tratamiento antirretroviral; y alimenta a más de 30.000 personas, entre las que se incluyen algunos familiares de los pacientes. Pero, además, Ampath, que tiene a unos 900 empleados, la mayoría kenianos, también enseña técnicas modernas de cultivo a miles de pacientes recuperados, para que consigan autoabastecerse.

Según Malmin, «el 80% de nuestros pacientes que toman antirretrovirales mejoran dentro de las primeras seis u ocho semanas pero el 20%, no. Estos son precisamente los que no toman suficiente alimento». De ahí que exista un programa de seguimiento de los pacientes, especialmente en lo que concierne a la alimentación. Ampath recibe 11 millones de dólares anuales del Emergency Plan for AIDS Relief, una iniciativa de George Bush; 2 millones de dólares de donantes privados; y semillas y aceite de cocina, como suplemento a la producción propia de fruta, verdura y huevos, del Programa de Alimentos de la ONU.

Nuevo plan en Sudáfrica

El gobierno sudafricano ha lanzado también un nuevo plan en la lucha contra el sida con objetivos más concretos y un espectro de medidas más amplio.

Los objetivos de aquí a 2011 son reducir en un 50% las infecciones y dar el tratamiento necesario al 80% de las personas seropositivas. Se pretende evitar el estigma del sida, de modo que las personas no teman hacerse el diagnóstico, con lo que se conseguiría evitar la diseminación de la infección y empezar a tiempo el tratamiento de los seropositivos.

A fin de reducir las infecciones por vía sexual entre los jóvenes se hará un mayor énfasis en la educación sexual en las escuelas, para provocar un cambio en la conducta sexual conforme a la estrategia conocida como ABC (Abstinence, Be faithful, Condom).

Cada vez es más claro que la prevención del sida exige mejorar la situación de la mujer. Pues la propagación de la enfermedad se explica en gran parte por la pobreza, la ignorancia, algunas prácticas de las culturas tradicionales y la gran dependencia de la mujer respecto al hombre para su subsistencia. Por eso, uno de los objetivos más importantes del nuevo plan es que la mujer tenga más acceso a la educación.

También se quiere fortalecer la institución familiar por el gran apoyo que puede suponer para las personas ya infectadas y para prevenir la enfermedad.

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