La energía nuclear levanta cabeza

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Creciente demanda de energía, subida del precio de los combustibles fósiles, lucha contra el calentamiento global, todo se alía para que la energía nuclear vuelva a levantar cabeza. Así lo han visto los dirigentes de los grandes grupos energéticos mundiales (petróleo, gas, electricidad, carbón…) reunidos en el XX Congreso Mundial de la Energía celebrado en Roma, a mediados de noviembre.

El renacimiento de la energía nuclear se manifiesta en la multiplicación de proyectos de nuevas centrales en Europa y EE.UU., después de tres décadas de paralización. Si antes en algunos países se fijaron plazos para el cierre de centrales nucleares, ahora los patronos de las eléctricas presionan a los gobiernos de los países que han renunciado a la energía nuclear para que den marcha atrás.

Así está sucediendo en Italia, el único gran país europeo que no tiene centrales nucleares. En Alemania, un punto clave de la coalición de gobierno entre democristianos y socialistas es el cierre de la última central en 2020, pero está abierto el debate de si esto es compatible con la seguridad del aprovisionamiento energético y con la competitividad del país.

En Roma, Nobuo Tanaka, nuevo director de la Agencia Internacional de la Energía, invitó a los gobiernos a adoptar “políticas estables” sobre la energía nuclear, sin las cuales “las importantes inversiones privadas necesarias no se producirán”. En Europa, donde la energía nuclear supone un tercio de la producción de electricidad, el único verdadero obstáculo es “el consentimiento de las opiniones públicas”, hizo notar Pierre Gadonneix, el director general de EDF.

Pero el alza del precio del petróleo, del carbón y del gas, está repercutiendo cada vez más en el bolsillo del consumidor, lo cual puede inducir también cambios de opinión sobre las centrales nucleares.

Incluso las petroleras admiten que esta fuente de energía es indispensable. El patrón de la americana ExxonMobil reconoció que la energía nuclear es hoy más competitiva que el petróleo, cuando el precio del barril ha subido a cien dólares y planea la amenaza de una tasa sobre las emisiones de CO2.

Paradójicamente lo que puede frenar el desarrollo de la energía nuclear es la escasez de mano de obra cualificada, tanto para asegurar el control y funcionamiento de las centrales existentes como para construir otras nuevas. Así lo advirtieron en Roma en una declaración adoptada por unanimidad los 28 países miembros de la Agencia de Energía Nuclear.

El sector nuclear está también en ebullición en EE.UU., donde las centrales nucleares proporcionan el 20% de la electricidad. Actualmente hay 60 demandas de prolongación de licencias de explotación de los 103 reactores activos, y 29 expedientes para la construcción de nuevas centrales.

La evolución de la opinión respecto a la energía nuclear en EE.UU. tiene más que ver con razones económicas que medioambientales. En los dos últimos años el precio del kilovatio hora ha subido un 10%, como media, y se ha disparado en algunos estados. Hoy las tarifas de las eléctricas varían en función de los precios del carbón y del gas, que siguen subiendo. En cambio, los promotores de la energía nuclear sostienen que esta ofrece una mayor estabilidad de precios. Además permitiría reducir las emisiones de CO2, en un país donde las centrales de carbón (que proporcionan el 50% de la electricidad total) son cada vez más contestadas dentro de la lucha contra el calentamiento global. En cambio, las centrales nucleares que se construirían ahora serían de “tercera generación”, que consumen menos uranio y producen menos residuos.

Ante la elección presidencial de 2008, la energía y el seguro médico se presentan como los dos principales debates de política interior.

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