La economía naranja o cómo crear riqueza con la cultura

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Barranquilla.— El resultado de fusionar los conceptos de cultura, creatividad y economía deriva en una industria cuya materia prima proviene del talento, la propiedad intelectual, la creatividad y la herencia cultural. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acuñó el término “economía naranja” para describir este sector económico.

En un principio, los economistas no tenían en su radar a la economía cultural o economía naranja; incluso en algunos países su representación sigue siendo muy baja, puesto que la base de esta economía, a simple vista, es intangible. Sin embargo, este sector ha evolucionado y ha encontrado modelos de medición para monitorear su progreso y su valor, pues su productividad no solo consiste en ventas: se basa en convertir la creatividad en una actividad competitiva.

Uno de los activos más valiosos de América Latina y el Caribe es la riqueza cultural, la creatividad y el talento. Por eso, el BID y sus expertos señalan que “las industrias creativas y culturales tienen el potencial para competir en los mercados globales y generar empleos en beneficio de la calidad de vida”.

El color más feliz

Lo primero que suele decirse al explicar el concepto de la economía naranja es una asociación que hacía Frank Sinatra, señalando que ese era “el color más feliz”. Muy seguramente partía de la asociación que ya existía entre dicho color, la cultura y la creatividad. Esta apuesta, con muchos orígenes, tiene además relación con algunas filosofías como el confucionismo, en las que el color naranja está relacionado con la transformación.

Esta sería una de las razones por las que el BID escogió el naranja como el color indicado para estudiar y medir el valor económico que tienen las industrias creativas y culturales. El término economía naranja fue dado a conocer por el BID en 2013, con la publicación del libro La Economía Naranja: una oportunidad infinita, escrito por Felipe Buitrago e Iván Duque, actual presidente de Colombia.

La creatividad como habilidad privilegiada

Según el BID, la creatividad se encuentra en el tercer lugar de las habilidades que necesitarán las personas para su trabajo a partir del 2020.

La economía creativa se basa en transformar las nuevas ideas en productos y servicios que generen ingresos

El concepto de creatividad es amplio y complejo, y ha ido evolucionando a través del tiempo. Steve Jobs (2005) afirmó que “la creatividad consiste simplemente en conectar cosas”: “Cuando se les pregunta a las personas creativas cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables porque ellos no lo hicieron realmente, ellos solo vieron algo. Se hizo obvio para ellos después de un rato. Eso se debe a que fueron capaces de conectar experiencias que tuvieron y sintetizarlas en cosas nuevas”.

Por su parte, el concepto de economía creativa fue definido por primera vez por John Howkins (2001) en su libro The Creative Economy: How People Make Money from Ideas. Su tesis es que la economía creativa se basa en transformar las nuevas ideas en productos y servicios que generen ingresos.

Howkins explica que la creatividad es un fenómeno urbano. Por lo tanto, una ciudad puede ser una potencia económica creativa si fortalece un entorno en el que las personas puedan sacar provecho de su talento y de su creatividad, para crear negocios innovadores.

La fuerza laboral de la economía naranja supera a la de la industria automotriz en la UE, EE.UU. y Japón

La economía naranja se compone de la economía cultural y las industrias creativas, así como las áreas de soporte para la creatividad: las artes, el turismo y el patrimonio cultural; la gastronomía; museos, galerías, monumentos; las industrias culturales convencionales como los libros, los periódicos, las revistas, la radio y la televisión; el diseño, los nuevos medios digitales y software de contenidos; la publicidad, la moda, y otras actividades que fomentan las habilidades y el ingenio de los emprendedores.

Empleos naranjas

Las estadísticas del BID revelan que el comercio de bienes y servicios creativos en el año 2012 en América Latina generó un total de 547.000 millones de dólares. En 2013, la cantidad de trabajadores que trabajaban en este sector alrededor del mundo equivalía al total de la población de París, Nueva York y Londres. La fuerza laboral mundial de la economía creativa en 2015 superó al empleo de la industria automotriz de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón.

En Colombia, según el DANE, el organismo estadístico oficial, en 2018 la economía naranja ha aportado a las cifras económicas del país 28,4 billones de pesos al valor agregado de la economía nacional, lo que representa un 3,2% total de las finanzas del país.

En el mismo reporte, se evidenció que en 2018 el sector naranja generó 282.566 empleos directos en 150.462 industrias creativas que operan en el país, que representa el 31,4% de las microempresas nacionales.

En otros países como Chile, en 2013 los negocios del sector creativo aportaron 2,2% al valor agregado bruto nacional; en Argentina se reportó una participación de 2,56% en 2017; en Brasil el aporte fue el 2,61% del PIB; en México fue del 3,2%, y en EE.UU. alcanzó el 4,3% (2016). En América Latina, Colombia y México son los países que más han aportado a la economía mediante este sector.

Esto demuestra que este modelo económico permite que el talento y habilidades de las personas, se transforme en riqueza. En palabras de Claudio Abbado: no es la riqueza la que engendra la cultura; es la cultura la que engendra la riqueza.

 

Colombia y la Ley Naranja que fomenta la economía creativa

El año 2017 el gobierno de Colombia aprobó la llamada Ley Naranja, con el fin de incentivar y proteger aquellas industrias cuya materia prima se basa en la propiedad intelectual.

El gobierno formuló las “7 Estrategias” para fomentar la economía naranja, fundamentadas en mayor prioridad y beneficios a las industrias creativas; articular instituciones de los sectores público, privado, mixto y no gubernamental; desarrollar infraestructura y fortalecer las relaciones con países extranjeros que faciliten el acceso a exportaciones y competencias en el sector. El objetivo es que la economía cultural se convierta en un vehículo de inclusión, generador de empleo y promotor de inspiración del talento nacional.

El gobierno nacional busca además integrar tecnologías de la información y telecomunicaciones como herramientas para el desarrollo de una educación innovadora.

El Consejo de la Economía Naranja cuenta con un programa para incentivar y aumentar las exportaciones de bienes y servicios del sector, en el que incentiva y crea reconocimientos a las industrias creativas que generan mayores exportaciones. En alianza con la Comisión Intersectorial de Propiedad Intelectual, coordina además la promoción del sello “Creado en Colombia”.

 

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