Con motivo del centenario del nacimiento de Gloria Fuertes (1917-1998) se han publicado estudios y varias antologías de su obra poética (1), además de celebrarse exposiciones, lecturas y conferencias, que reivindican el papel de esta popular escritora en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. En estos homenajes se está rescatando especialmente su abundante y meritoria obra poética con el fin también de ampliar la imagen literaria de la escritora, encasillada en los últimos años en la literatura infantil, en la que tuvo más éxito.
La trayectoria poética de Gloria Fuertes –fue contemporánea de José Hierro, Carlos Bousoño, Francisco Nieva, Carlos Edmundo de Ory, Francisco Brines, Ángel Crespo, Francisco Umbral…– es el ejemplo de una vocación literaria radical, aunque a veces infravalorada por su conocida y mediática dedicación a la literatura infantil (fue un personaje muy popular en algunos programas televisivos), modalidad a la que, por otra parte, ha contribuido en buena manera a dignificar con una literatura llena de humor, vida y fantasía. En un craso error de simplificación, se ha metido en un mismo saco toda su creación poética. Aunque hay similitudes estéticas y estilísticas, no puede reducirse su poesía de manera exclusiva a un género infantil.
En la Guerra Civil y la posguerra
Nació en Madrid, en el barrio de Lavapiés, el 28-07-1917. Como escribió en su popular poema “Autobiografía”: “(…) A los nueve años me pilló un carro / y a los catorce me pilló la guerra; / A los quince se murió mi madre / se fue cuando más falta me hacía. / (…) Todos los míos han muerto hace años / y estoy más sola que yo misma”. Su madre era costurera y su padre, bedel.
A menudo, detrás de su chispeante y coloquial estilo se esconde una visión atormentada de la vida
Vivió las consecuencias de la Guerra Civil española (un hermano más pequeño murió en un bombardeo) y la posguerra. Se definía como autodidacta, aunque contaba con una gran formación intelectual y académica. Entre 1940 y 1953 colaboró en revistas infantiles, como Maravillas, donde publicó historietas que se hicieron muy populares, y Chicas, con relatos de humor. En esos años estrenó varias obras de teatro infantil.
En 1947 fundó el grupo “Versos con faldas”, que organizaba lecturas poéticas ambulantes por locales de Madrid. También colaboró en muchas revistas literarias (Rumbo, Poesía Española, El pájaro de paja) y de una de ellas, Arquero, fue directora entre 1950 y 1954. Fue bibliotecaria en el Instituto Internacional de Madrid y de 1961 a 1963 vivió en Estados Unidos gracias a una beca Fullbright de Literatura Española. En 1972 obtuvo una beca March de Literatura Infantil. Se hizo muy popular en la España de los setenta por su participación en programas infantiles de televisión como Un globo, dos globos, tres globos y La Cometa Blanca, apariciones que contribuyeron a que también solicitasen su presencia en la radio y en periódicos.
Una poesía humana y cálida
Para Gloria Fuertes, la poesía es un tipo de comunicación directa, humana y emotiva con los demás. Esa comunicación, personal y cálida, debe ser mayoritaria. De ahí que su poesía deje aparcadas las complejidades estilísticas y argumentales y busque la sencillez, que todo el mundo la pueda entender para contribuir a “evitar un mundo peor”.
“Yo no sé –dice– si mi poesía es social, mística, rebelde, triste, graciosa o qué. Trato, quiero –y me sale sin querer– escribir una poesía con destino a la Humanidad. Que le diga algo, que le emocione, que le consuele, que le alegre. Otras veces, al señalar lo que pasa, denuncio o simplemente aviso. No sé la carga poética que arrastran mis versos: lo que sí sé es el amor que los lleva. Yo escribo con corazón y a lápiz, como otros escriben con bolígrafo o a máquina. Yo tengo la Palabra y con ella pido Amor; pero yo también ‘daría todos mis versos por un hombre en paz’. Si esto no es poesía social, que venga Dios y lo vea”.
Amor y desamor
En sus primeros libros, aunque no de un modo generalizado, hay una fuerte inquietud social, una preocupación por el destino humano de las gentes. Pero eso no significa que haya que encuadrar a Gloria Fuertes dentro de la poesía social: “No, no me siento ligada a ningún movimiento, me muevo sola”. Otras características de su poesía son su cordial religiosidad y su preocupación por los marginados y los pobres.
Y, como una constante de su poesía, el tema del amor, que abordó de múltiples maneras. Los estudiosos destacan que detrás de estas poesías se encuentran algunas personas reconocibles, como Carlos Edmundo de Ory (su novio en los años cuarenta) o la profesora norteamericana Phyllis Turnbull, con quien Gloria Fuertes mantuvo una larga relación de veinte años.
La influencia del postismo en su obra es visible en el deseo de quebrar la lógica del discurso poético, convirtiendo la poesía en un juego irónico y humorístico
Como escribe Luis Antonio de Villena, amigo de la escritora, en el prólogo de Geografía humana y otros poemas (Nórdica, 2016), “todo el mundo sabía que era lesbiana y ella no intentaba desmentirlo. Iba siempre rodeada de amigas más jóvenes. Cuando empezó a escribir para niños y alcanzó esa gran fama, sucedieron dos cosas: que los poetas adultos la olvidaron; y que comenzó a temer que se asociara a la escritora de éxito infantil con que fuera lesbiana, ella misma me lo contó. Ese fue el momento en el que escondió su lesbianismo”. Sin embargo, este tema apenas lo aborda en sus obras poéticas.
Vanguardismo humanizado
Si nos atenemos a sus aspectos formales, llama la atención, de entrada, su aparente despreocupación por la técnica, lo que la lleva a escribir a golpes de entrecortada intuición. Concibe los poemas de este modo: “Primero siento, después pienso, en ese sentir-pensar se engendra el poema y, veloz, se inicia el recorrido mágico: corazón-mente-dedos”. Su estilo se apoya en una desbordante claridad: “Hoy más que nunca el poeta debe escribir claro, para todo el mundo, que se le entienda, y si no le sale, que lo rompa y vuelva a la carga –de paz”.
Otras características son el empleo de un lenguaje directo, coloquial; el recurso al estilo enumerativo; la reiteración de esquemas expresivos; el uso de la asonancia; los desajustes morfológicos y sintácticos; el despropósito final del poema, que sirve de salida inesperada; la omnipresencia del yo; el uso del chiste; el empleo del verso libre; la referencia a objetos y acontecimientos del mundo cotidiano; la vitalidad de su conciencia infantil; una natural ingenuidad.
Hay en su poesía una clara influencia del postismo, movimiento vanguardista de vida muy fugaz en la posguerra literaria que reivindicaba el humor, la risa y la creación gozosa en unos momentos en los que estéticamente se imponía la gravedad de un realismo social de tintes tremendistas. Aunque el postismo tuvo también una vertiente política, se mostraba partidario de la imaginación poética y la libertad lúdica, con mucha influencia del surrealismo. “Fui surrealista –escribe Gloria Fuertes–, sin haber leído a ningún surrealista; después, aposta, ‘postista’ –la única mujer que pertenecía al efímero grupo de Carlos Edmundo de Ory, Chicharro y Sernesi”, y en el que también colaboraron Ángel Crespo y Francisco Nieva.
“Hoy más que nunca el poeta debe escribir claro, para todo el mundo, que se le entienda, y si no le sale, que lo rompa y vuelva a la carga –de paz”
Su adscripción a este grupo fue sobre todo estilística, pero no participó en las disquisiciones y controversias en las que muy pronto se vio envuelto esta efímera corriente. Su influencia, sin embargo, es visible en el continuo deseo de quebrar la lógica del discurso poético, convirtiendo la poesía en un juego irónico y humorístico.
A menudo, detrás de su chispeante y coloquial estilo se esconde una visión atormentada de la vida, marcada en parte por el contexto social y político (la Guerra Civil, la posguerra, la guerra de Vietnam que vivió de cerca durante su estancia en Estados Unidos…) y también por sus fracasos amorosos, que la arrastraron a una buscada y prolongada soledad.
Una larga y sólida trayectoria
Su primer libro publicado fue Isla ignorada (1950), en el que se aprecian algunas constantes de su poesía como la utilización de la fantasía y la aureola juvenil que invade los sentimientos. En el prólogo a este su primer libro, escribió: “Mi poesía está aquí, como nació –sin ningún ropaje de retórica–, descalza, desnuda, rebelde, sin disfraz”. En 1952 comienza la publicación de libros para niños, donde la autora ha brillado siempre con luz propia y se ha convertido en un clarísimo referente nacional e internacional.
En 1954, en Caracas, publica Antología y poemas del suburbio (1954), en la que aparece su vertiente más social y testimonial. También de 1954 es Aconsejo beber hilo, libro en el que el componente autobiográfico es más evidente que en los poemarios anteriores. Aparecen rasgos ya muy propios de su poesía, como los coloquialismos populares y el tono marcadamente conversacional. Todo este poemario es un canto a los sentimientos, entre los que destaca su preocupación por los que más sufren y su insistencia en la presencia de la muerte, contemplada como algo que conviene aceptar para entender la vida mucho mejor.
También en Caracas, en 1958, publica Todo asusta, del que apenas se tuvo noticia en España. Vuelve Gloria Fuertes a sus temas preferidos: la profundización en el yo poético, la preocupación por los demás y la presencia nada macabra de la muerte.
Para Gloria Fuertes, la poesía es un tipo de comunicación directa, humana y emotiva. De ahí que busque la sencillez
De 1962 es su antología Que estás en la tierra. Y de 1966 es su nuevo poemario Ni tiro, ni veneno, ni navaja, dedicado a ensalzar, con un estilo que procede de la literatura del absurdo, su fe en la vida, la voluntad de esperanza y su amor confiado en Dios. En 1968 aparece su libro más complejo, Poeta de guardia, en el que se aprecia de manera patente la emotividad y originalidad de su poesía, siempre basada en experiencias individuales; su aprecio por las cosas humildes, su constante ternura; su amor a Dios y su marcado popularismo estilístico.
Rasgos parecidos vuelven a aparecer en Cómo atar los bigotes del tigre (1969), en el que muestra su deliberada ingenuidad, su imaginario naif y su agilidad narrativa. En 1970 apareció una Antología poética (1950-1969), con prólogo de Francisco Ynduráin. Posteriormente publicó Sola en la sala (1973), Cuando amas aprendes Geografía (1973) y Obras incompletas (1975). Ya en 1980 aparece Historias de Gloria (amor, humor, desamor), último libro publicado en vida.
Tras su fallecimiento en 1998 se publicaron la antología Mujer de verso en pecho (1995) y se rescataron otros poemarios inéditos como Pecábamos como ángeles (1997), Glorierías (1998), Se beben la luz (2008), Los brazos desiertos (2009) y Poemas prácticos más que teóricos (2011).
Notas
1 El libro de Gloria Fuertes. Edición de Jorge de Cascante. Completísima antología que incluye más de 300 poemas, dibujos, recortes de prensa y una exhaustiva biografía. Blackie Books. Barcelona (2017). 448 págs. 24,90 €.
Geografía humana y otros poemas. Una excelente introducción a su obra poética, con una selecta selección de su poesía desde 1950 a 2005. Además, la edición ha sido ilustrada por Noemí Villamuza. Nórdica. Madrid (2017). 80 págs. 18 €.
Me crece la barba. Reservoir Books. Barcelona (2017). 19,90 €. 256 págs. Antología de su obra poética para adultos y también para niños.