La Universidad no tiene el monopolio de la enseñanza superior

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¿Vale la pena ir a la Universidad? Obtener un título siempre ha mejorado las posibilidades de empleo y de sueldo, aunque su premio ya no es lo que era. Pero pueden ser títulos de formación profesional superior, que en algunos países se están revalorizando.

En principio, los años de educación mejoran la empleabilidad. El paro siempre es más elevado entre los que no completaron la enseñanza secundaria superior que entre los universitarios.

Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE: “Los países están escasos de destrezas, no de títulos”

La ganancia relativa en ingresos aumenta también con el nivel de educación universitaria. Los que obtienen título universitario pueden ganar como media un 55% más que los que solo completaron la enseñanza secundaria (Education at a Glance, 2017). Aunque no hay que olvidar que esto es una media, y que un título en finanzas será más lucrativo que otro en educación infantil.

La ventaja disminuye

De todos modos, la ventaja relativa de los titulados ha ido disminuyendo a medida que aumenta el número de jóvenes que van a la universidad. En 2016, el porcentaje de jóvenes adultos de 25-34 años con títulos de enseñanza terciaria ha subido hasta el 43% en los países de la OCDE.

Mientras la ventaja salarial relativa del título disminuye, aumenta la inversión que hay que hacer para conseguirlo, sobre todo en los países donde las tasas académicas son altas. En el Reino Unido, donde un curso puede costar hasta 9.000 libras, o en EE.UU., donde hay que desembolsar entre 25.000 y 50.000 dólares por las tasas y la manutención, los alumnos salen con una deuda que va a lastrar su iniciación profesional.

Los que van la Universidad y no alcanzan el título quedan en la misma situación que los que no empezaron, además de haber pagado las matrículas y haber dejado de ganar mientras estudiaban. Y no son pocos, pues alrededor de un 30% abandonan los estudios empezados.

Formación universitaria y práctica

Ante estas perspectivas, cada vez más jóvenes que terminan la enseñanza secundaria se plantean proseguir una formación muy orientada profesionalmente. En Europa la situación varía según el arraigo de los estudios previos de Formación Profesional. En países como Austria, República Checa o Suiza, más del 40% de los alumnos de 15 a 19 años están matriculados en esa modalidad. La media de la OCDE es del 25%, y España se mantiene en un 12% (datos de 2015). España es uno de los países con más titulados universitarios, pero está también entre los que tienen más jóvenes con menos formación: el 35% de los jóvenes de 25-34 años no pasaron de la educación obligatoria, lo cual limita mucho sus posibilidades de empleo.

En cambio, en Suiza, los estudios de formación profesional superior atraen cada vez más. Son las llamadas Altas Escuelas Especializadas (HES, por sus siglas en francés), creadas hace unos veinte años y de las que existen unas sesenta repartidas por todo el país.

Su finalidad es que los que tienen un título de formación profesional de grado medio puedan hacer estudios superiores de nivel de grado o máster, pero con una formación mucho más práctica que en la universidad. Y la fórmula marcha viento en popa. Según datos que recoge Le Monde, al comienzo de este curso un tercio de los estudiantes (75.000) han optado por las HES, contra 150.000 por la Universidad. Y la Oficina Federal de Estadística prevé que de aquí a 2025 los efectivos de las HES crecerán un 13%.

En Suiza, los estudios de formación profesional superior atraen cada vez más

La mayoría de los alumnos de las HES han obtenido antes un título de formación profesional, por lo general bajo el modelo de formación dual escuela/empresa. Pero alrededor de un 25% han estudiado el bachillerato general. En este caso, antes de matricularse en la HES, tienen que hacer un curso de formación profesional. Otros se reenganchan en las HES, después de haber fracasado en la Universidad.

Las enseñanzas impartidas en las HES están orientadas a satisfacer las necesidades económicas de las regiones donde tienen su sede. Sus formaciones son variadas (tecnología e ingeniería, economía de empresa, artes aplicadas, hostelería y restauración, sanidad…), pero siempre con una perspectiva práctica que se adapta constantemente.

La mayoría de los alumnos estudian hasta el nivel de grado, y luego entran en el mercado laboral, contratados sobre todo por pymes, que son el elemento predominante en el panorama empresarial suizo. Y se colocan muy bien. Según un informe de la Oficina Federal de Estadística, ganan como media más que los universitarios de nivel equivalente, y el 38% ocupan puestos directivos cinco años después de haber obtenido el título.

La experiencia suiza confirma que el título sigue siendo importante, pero no cualquier título. Por eso los de formación profesional superior se han revalorizado a medida que cada vez más jóvenes participan en la enseñanza terciaria.

Sobrecualificados para su empleo

Si el título es cada vez más necesario para emplearse, su ventaja salarial relativa disminuye. Los empleadores tienden a exigir títulos para empleos que antes no los requerían. Es un modo de selección. Pero luego la retribución no sigue una tendencia paralela al alza. Así que no es extraño que bastantes titulados hayan tenido que ocupar puestos para los que están sobrecualificados.

Así lo advierte en el caso de España el último Barómetro de empleabilidad y empleo universitario (2017), elaborado con una muestra de 6.738 alumnos de 50 universidades públicas y privadas, que hicieron un máster a partir de 2013. El 30,8% declaran que su empleo actual no requiere la cualificación de máster. Para muchos, el sueldo tampoco parece responder a lo que cabría esperar de su formación. El 27% no cobra más de 1.000 euros; el 16,3% gana entre 1.000 y 1.200; el 18,4% entre 1.600 y 2.100; y un 13,1%, de 2.100 a 3.000 euros mensuales.

La ventaja relativa de los titulados ha ido disminuyendo a medida que aumenta el número de jóvenes que van a la universidad

Estos sueldos en España pueden ser la consecuencia de los ajustes en tiempos de crisis. Pero también en el ámbito de la OCDE se observa que la rentabilidad salarial del título universitario ha caído. En un cálculo que hace The Economist, estima que en EE.UU. dos tercios de los trabajadores con título universitario están haciendo trabajos que hace cincuenta años eran desempeñados por no graduados. Los progresos de la tecnología pueden haber hecho que esos empleos exijan más formación, pero el semanario encuentra solo una débil relación entre la mayor presencia de graduados en una ocupación y el aumento de sueldos.

The Economist cita a Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE, quien mantiene que “los países están escasos de destrezas, no de títulos”. La Universidad ha monopolizado la enseñanza superior, pero la Universidad no sirve para todo tipo de alumnos. Y los que no obtienen el título sacan poco beneficio de los estudios que han hecho. De ahí que se estén desarrollando cada vez más cursos cortos de tipo profesional y práctico, como los que ofrecen las universidades online.

La conclusión del semanario británico es que por el momento es arriesgado no ir a la Universidad, aunque muchos graduados terminarán haciendo trabajos que solían ser hechos por no graduados.

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