Un Erasmus que no sea exactamente “una casa de locos”

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Quien haya visto el filme francés L’Auberge espagnole (2002) –conocido en España como Una casa de locos– se habrá formado quizá una imagen distorsionada de lo que puede ser el programa Erasmus para jóvenes estudiantes: una francachela sin hora de cierre. Es justo la idea de la que quiere distanciarse la Comisión Europea en su plan Erasmus para el período 2021-2027.

El pasado 17 de noviembre, el Comisario Europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, sugirió que se debía romper esa imagen de “élites de juerga” y pasar a un Erasmus inclusivo, para todos. Según explicó, citado por el diario francés Le Monde, el modelo debe ser “más eficiente” y “mejor orientado”, así como estar “más accesible” a un público diverso, en referencia a escolares, aprendices, inmigrantes y personas con discapacidad.

A la inmensa mayoría de los Erasmus que van a España no les alcanza con la asignación económica, que suele ser inferior a los 500 euros mensuales

El aumento de la cantidad de becas no tiene que esperar a 2021: ya desde 2018 se ofrecerán más, y también habrá más dinero para financiar los intercambios escolares, desde la etapa preescolar hasta la secundaria. Además, se creará una oferta de pasantías fuera de Europa, y se elevará el monto de las becas: entre 30 y 70 euros mensuales más, según el país al que viaje el estudiante.

El programa Erasmus, que este año cumple tres décadas y que ha beneficiado a unos 9 millones de jóvenes, inicialmente facilitaba a los estudiantes europeos formarse durante un año en un país distinto del suyo. De 11 países que se involucraron en el proyecto al principio, se ha pasado a 33, y de atender exclusivamente a universitarios, el programa –que desde 2014 se denomina Erasmus + –, incluye a estudiantes de primaria y secundaria, así como a solicitantes de empleo.

Según Le Monde, los jóvenes franceses son los más propensos a irse de Erasmus. Cifras publicadas por la Comisión Europea a inicios de este año contaban 39.985 estudiantes de esa nacionalidad que disfrutaron del programa en el curso 2014-2015, lo cual supone un aumento del 55% en cinco años. Tanta es su popularidad, que si este año se hubieran aceptado todas las solicitudes en Francia, el presupuesto se hubiera tenido que ampliar en otros 49 millones de euros.

Cuando la beca no alcanza en España

La web de Erasmus + señala que el programa fue dotado con 14.700 millones de euros para el período 2014-2020, durante el cual brindará a más de 4 millones de europeos la posibilidad de estudiar o hacer voluntariado en otros países.

Desde 2014 el programa beneficia no solamente a estudiantes universitarios, sino a alumnos de primaria y secundaria, y a solicitantes de empleo

El tema económico es uno de los que, precisamente, merece un repaso con urgencia. Según una fuente consultada por el diario ABC, el 88% de los Erasmus que van a España no se sostienen con la asignación económica que les garantiza el programa, que suele ser inferior a 500 euros mensuales.

“España –dice el rotativo– lleva años encabezando la lista de los países preferidos por los estudiantes para cursar su período Erasmus”, pero con la beca no llegan a fin de mes. Según una encuesta realizada por Uniplaces.es, un servicio de reserva de alojamiento para estudiantes, para mantenerse durante su estancia en España, el 62% de los consultados señala que debe pedir ayuda a sus padres, y un 15% de ellos, aun contando con esa ayuda, dice que debe buscarse un empleo para complementar.

De los demás que respondieron al sondeo de Uniplace.es, un 11% se decantó por prescindir de la ayuda familiar y ponerse a trabajar, mientras que otro 11% estimó que la ayuda financiera del programa le era suficiente, por lo que ni pedían apoyo en casa ni se buscaban la vida con un trabajo.

El piso, el transporte, las tasas… y el bolsillo

Un artículo publicado en Expansión sobre los costes económicos que supone para los estudiantes de Erasmus residir en otro país, ofrece algunas indicaciones que pueden ser de interés.

En el tema de los gastos de alojamiento, que son los mayores, el diario explica que las opciones más económicas para pisos compartidos son Roma (450-530 euros al mes) y Bruselas (450-550 euros), justo lo contrario de Londres (hasta 830 euros por habitación) y París (hasta 750 euros). Otro gasto imprescindible, el del transporte, no suele apretar demasiado en la capital belga, con 7,50 euros mensuales, mientras que en Dublín se dispara hasta los 114,50 euros.

En cuanto a las tasas universitarias, las diferencias pueden llegar a ser abismales: desde los 1.500 euros anuales en Italia, Bélgica, España y Francia, a los 11.500 del Reino Unido e Irlanda. Hay, además, dos países en los que la universidad es gratuita: Alemania y Austria.

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