Francia: Las prestaciones por hijos variarán según el nivel de renta

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No es la primera vez que se plantea en Francia reformar la universalidad de las prestaciones familiares, concedidas a todos, con independencia del nivel de renta de los hogares (cfr. Aceprensa 25-03-2013). Pero esta vez la “modulación” de las prestaciones por hijo ha ido adelante gracias a una enmienda parlamentaria, aprobada en comisión, dentro del trámite del presupuesto de la seguridad social. El martes será votada por el pleno de la Asamblea Nacional.

La duda es si se pretende solo reducir el gasto público, o si se esconde un deseo de cambiar políticas que habían gozado hasta ahora de consenso a pesar de la alternancia en el poder. O, incluso, si se trata de hacer concesiones desde el poder a una izquierda cada vez más levantisca contra la supuesta renuncia del Elíseo a criterios sociales.

La reforma afectará al 12% de las familias, entre las que se incluyen las de clase media con dobles ingresos

Una antigua política de natalidad

La política familiar francesa –muchos prefieren hablar de política natalista– se forjó en los tiempos de la postguerra, con el propósito de incentivar los nacimientos y la estabilidad de los hogares en horas ciertamente difíciles. Hasta ahora, habían fracasado los intentos de reforma radical –el último, el de Lionel Jospinen 1998–, a pesar de cambios en el llamado “cociente familiar”: el beneficio fiscal concedido por cada hijo adicional.

Por eso, ha sido amplia la oposición al plan del gobierno de cercenar la prestación por hijos para las familias que ganen más de 6.000 euros mensuales. También diputados y senadores de izquierda, sindicatos y asociaciones, se oponían a la “modulación” de las prestaciones familiares. No deseaban modificar el criterio vigente de que cada ciudadano contribuya proporcionalmente a través de las cotizaciones y reciba ayudas sociales no condicionadas por la renta personal de cada uno.

Preservar la natalidad francesa

En medio de la polémica, Jean-Claude Barreau, antiguo presidente del Instituto nacional de estudios demográficos de 1989 à 1999, publicó un artículo en Le Monde (23-10-2014), en el que aboga por mantener la política que ha permitido preservar la fuerte tasa de natalidad francesa en el contexto del invierno demográfico europeo. Recuerda cómo Alfred Sauvy, el gran demógrafo galo, insistía en que la política de natalidad –no hablaba de política familiar– no era una política social: la redistribución entre ricos y pobres se consigue a través de los impuestos. El cociente familiar, la universalidad de las prestaciones, asegura que una pareja que aporta hijos al país no está en desventaja con respecto a un hogar de renta semejante sin hijos. Por eso, daba tanta importancia al esfuerzo estatal en favor del “segundo hijo”, con independencia de la situación económica de cada familia.

Barreau afirma que la política diseñada en 1944, vigente hasta ahora, ha contribuido a la salud demográfica de Francia. “Los socialistas, que han sido siempre maltusianos, creen ingenuamente que con un menor número de hijos habría menos parados, aunque son los niños quienes aseguran la vitalidad de una sociedad. Como consejero de François Mitterrand en el Elíseo en 1985-1986, logré convencerle de continuar la política de natalidad”.

Las prestaciones por hijos se reducen a la mitad para las familias que ganen más de 6.000 euros mensuales

En un editorial, Le Monde evoca la evolución socialista a favor de la familia, desde el gobierno de Lionel Jospin en 1997. Cuando era candidato a la presidencia, François Hollande defendió el principio de universalidad, también como “una forma de ampliar el reconocimiento nacional a la diversidad de formas familiares”. Pero hoy parece dispuesto a plegarse a las exigencias de diputados socialistas al borde de la ruptura.

Críticas a la reforma

El vespertino reprocha al gobierno que, si bien puede justificarse una modulación de las asignaciones familiares en función de la renta, esa medida solo se entiende hoy dentro de un enfoque global, que explique suficientemente su objetivo. Y recuerda que, después de la disminución del límite fiscal del cociente familiar, las medidas afectarán negativamente a familias de clase media que han sufrido ya aumentos de impuestos. Algunas, en la escala superior, podrían perder en tres años, entre medio mes y un mes de rentas. La conclusión del editorialista es dura: “una vez más, Hollande cae en el pecado original de su mandato: la falta de visión de conjunto”.

Esas críticas se han agudizado en el debate parlamentario, también desde la izquierda: en parte, por considerar la reforma una cesión a la patronal, consecuencia del “pacto de responsabilidad” que firmó el presidente Hollande con las empresas.

Hasta ahora, cualquier pareja con dos hijos recibía 129 € por mes. Esta prestación se reducirá a 65 € para los que ganen más de 6 000 € mensuales: 768 € menos al año. A partir de 8.000 € de ingresos, solo 33 €, es decir, 1.152 menos al año.

Lo cierto es que Francia venía dedicando a la familia del 4% al 6% del PIB, frente al 2,2% de media en otros países de la OCDE. La reforma afectará al 12% de familias –aun de clase media, pero con dobles ingresos, a la conciliación entre trabajo y familia y, en general, al peso de la crisis esa franja de la sociedad. El gobierno ha dicho que con este cambio espera ahorrar 400 millones de euros el primer año, y luego 800 millones anuales.

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