Ignacio Aréchaga

El presidente de Sudáfrica quiere abanderar la prevención del sida, aunque su ejemplo personal no es muy modélico.
Ante el desinterés de la gente por participar en política, se están adoptando fórmulas para que los electores puedan presentar iniciativas.
Historiadores reclaman una enseñanza no confesional de las religiones, para evitar la ignorancia.
Mientras Obama se esfuerza por reducir el peligro de un ataque nuclear, la opinión pública está más preocupada por las centrales nucleares que por los misiles.
En Holanda, país pionero en la legalización de la eutanasia, ahora se plantea despenalizar el suicidio asistido para los mayores de 70 años, “cansados de vivir”.
El éxito no sólo depende de las capacidades personales; es importante también saber aprovechar las oportunidades que ofrece la vida y trabajar mucho más que la media.
Si no hay un Oscar para directores y otro para directoras, ¿por qué no compiten hombres y mujeres por el Oscar al mejor actor?
Mientras en las campañas antitabaco se recurre a las imágenes más crudas, en el caso del aborto se prefiere no mirar la realidad de frente.
Para legalizar la marihuana mediante un referéndum en California alegan que proporcionaría una recaudación importante en concepto de impuestos.
Ni la difusión masiva de la anticoncepción ni la información sexual en la escuela han logrado reducir el número de abortos.
El hecho de que los haitianos recen entre las ruinas de Puerto Príncipe revela que el sufrimiento no tiene la última palabra.
Javier Gomá explica las tesis de su libro Ejemplaridad pública.
Muchas polémicas educativas se evitarían si en vez de buscar un modelo único que agrade a todos, hubiera diversos modelos entre los que las familias pudieran elegir.
La Encuesta Nacional sobre Salud Sexual revela que los españoles tienen una vida sexual satisfactoria, pero con motivaciones diferentes entre hombres y mujeres.
Los firmantes del manifiesto contra el nuevo obispo de San Sebastián tendrían más razones a su favor si el arraigo de la Iglesia en la sociedad vasca hubiera dado los frutos esperados.
Para que la mujer tenga derecho al aborto hay que negar el derecho a decidir a otros muchos.
El premio Nobel de Economía George Akerlof explica por qué la revolución sexual y la legalización del aborto han hecho más vulnerable a la mujer.
Mientras políticos de izquierda de otros países se comprometen por el respeto a la vida, los españoles dan su apoyo al aborto, con un cómodo conformismo disfrazado de tolerancia.
A pesar de la atención mediática a la violencia de género en España, cuando se pregunta directamente a la gente sobre los principales problemas que afectan a su vida, la violencia contra la mujer aparece en los últimos lugares de la lista.

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