John Boyega

Un digno final de la epopeya galáctica.
El octavo episodio de la saga lleva el aliento de la trilogía original, con una certera realización y unas interpretaciones que destacan la hondura de los personajes.
La recreación de los violentos disturbios de 1967 en Detroit es una denuncia escalofriante contra el racismo, al que sin embargo falta profundidad.
Un buen arranque en torno a los jóvenes bien preparados que no logran encontrar trabajo, se deshincha cuando la historia comienza a desarrollarse.
La saga recupera la épica de “La guerra de las galaxias” con una continuación muy fiel a la trilogía original.

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