Un hospital que practica la eutanasia no puede llamarse católico

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Centro psiquiátrico Saint-Martin (Namur)

El Centro Psiquiátrico Saint-Martin, de los Hermanos de la Caridad, en Namur (Bélgica)

 

La Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) ha dispuesto que los hospitales psiquiátricos de la congregación de los Hermanos de la Caridad en Bélgica no pueden ya ser considerados instituciones católicas. El motivo es que hace tres años, sus gestores decidieron admitir la eutanasia en los casos previstos por la ley del país.

La congregación religiosa de los Hermanos de la Caridad, fundada en Gante en 1807 por el sacerdote Petrus Jozef Triest, fue pionera de la atención a los enfermos mentales en Bélgica. En 1815 comenzó a abrir hospitales para ellos, que hasta entonces eran recluidos en manicomios en condiciones deplorables. Hoy tiene 15 hospitales en Bélgica, principalmente en Flandes, donde aporta el 60% de las camas psiquiátricas. Regenta además centros de enseñanza y otras obras asistenciales.

Los hospitales psiquiátricos, aunque llevan el nombre de la congregación, ya no son gestionados por ella, sino por una entidad civil. En 2017, el consejo de administración, compuesto entonces de quince miembros, de los que solo tres eran Hermanos de la Caridad, aprobó aplicar la eutanasia, con los requisitos exigidos por la ley, a los pacientes de sus hospitales. En Bélgica, la eutanasia es legal desde 2002, y se permite tanto por enfermedad física o mental, como por sufrimiento extremo, y aun en menores de edad.

Para adaptarse

El consejo tomó la decisión, dijo, para adaptarse a la legislación belga, después de que a una residencia de ancianos católica en Flandes se le impusiera una multa por haber rehusado la eutanasia a un residente de 74 años, enfermo de cáncer. El nuevo protocolo adoptado afirma que la eutanasia es un “acto médico” en determinadas circunstancias. Dos de los tres miembros religiosos votaron a favor.

La autoridad central de la congregación se manifestó en contra y reclamó al consejo que revocara la decisión. En una entrevista para La Croix, el superior general, René Stockman, señaló cuatro motivos por los que rechaza el protocolo aprobado por el consejo de administración. Primero, relativiza el respeto a la vida y lo pone “al mismo nivel que la autonomía del paciente”. Segundo, afirma que un enfermo puede pedir la eutanasia si se halla en una situación sin salida; “pero decir que ya no somos capaces de ayudar a un paciente ¡es muestra de mala psiquiatría!”. Tercero, “considera la eutanasia un acto médico, y no lo es según la ley, que se limita a eximir al médico de responsabilidad penal”. Y, sobre todo, “permite que se practique la eutanasia en nuestras instituciones, lo que yo, como responsable de la congregación, no puedo aceptar”.

“La eutanasia sigue siendo un acto inadmisible, aun en casos extremos”

Como la entidad gestora de los hospitales se negó a cambiar de postura, la congregación recurrió a la Santa Sede, que hizo la misma demanda. El consejo de administración contestó en septiembre de 2017 que la decisión de admitir la eutanasia era “perfectamente conforme” con la doctrina cristiana.

Acto inadmisible

La CDF resume la historia del caso en la carta por la que comunica su decisión de no reconocer como católicos los hospitales implicados. Fechada el 30 de marzo y dada a conocer la semana pasada, la carta está firmada por el prefecto, Card. Luis Francisco Ladaria, y el secretario, Mons. Giacomo Morandi.

El siguiente paso de la CDF, dice la carta, fue informar al Papa y nombrar un visitador apostólico. Cumplida su misión, el visitador comunicó que los administradores de los hospitales insistían en permitir la práctica de la eutanasia. En vista de ello, la CDF requirió a la entidad y a los Hermanos de la Caridad que afirmaran “por escrito y de manera inequívoca su adhesión a los principios del carácter sagrado de la vida humana y de la inaceptabilidad de la eutanasia”, junto con “el rechazo absoluto a llevarla a cabo en sus hospitales”. Así lo hizo la congregación de los Hermanos de la Caridad en el capítulo general celebrado en julio de 2018. En cambio, la entidad gestora no satisfizo la demanda de la CDF.

En consecuencia, la CDF, con el plácet del Papa, ha determinado que “los hospitales de los Hermanos Cristianos en Bélgica no podrán en adelante considerarse instituciones católicas”. La carta añade que “la eutanasia sigue siendo un acto inadmisible, aun en casos extremos”, y al respecto remite a la encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II y al discurso del Papa Francisco a la CDF el pasado enero. Por tanto, continúa, no se puede practicar en un hospital católico, ni se puede colaborar con instituciones civiles que la practican.

Enfermos inquietos

Tras la directiva de la CDF, el superior general de los Hermanos de la Caridad ha declarado que la congregación tendrá que romper los vínculos institucionales con la entidad gestora, y esta debería cambiar de nombre. Pero el presidente de la entidad, Raf De Ryeke, ha dicho a su vez que ellos continuarán igual. Esto puede acabar en pleito sobre el uso del nombre de Hermanos de la Caridad y sobre la propiedad de los hospitales, ya que los terrenos son de la congregación.

El superior general Stockman ha dicho también que los hermanos que todavía participan en el gobierno de la entidad habrán de abandonarla. “La congregación –recalca– no tiene otra opción que permanecer fiel al carisma de la caridad, que es incompatible con la práctica de la eutanasia”.

En la entrevista citada, Stockman refiere lo que le sucedió en un viaje a Bélgica poco antes. “Vinieron a verme enfermeros con mensajes de pacientes que preguntaban si seguían estando seguros en nuestros centros”.

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