La Iglesia oficial china protesta contra el gobierno

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Hasta ahora, las protestas contra la persecución religiosa en China provenían casi exclusivamente de los miembros de comunidades clandestinas, católicos y protestantes, que se reúnen en casas o locales particulares para celebrar su fe. No obstante, el pasado mes de julio se ha producido por primera vez una protesta oficial por parte de los organismos que dirigen las Iglesias “oficiales” autorizadas en China.

En poco más de 18 meses, más de 400 iglesias cristianas se han visto afectadas por la nueva legislación sobre edificios religiosos decretada por el gobierno chino. En la práctica, la aplicación de las nuevas leyes se ha traducido en la demolición de cruces e, incluso, de templos enteros. El caso de la ciudad de Wenzhou, ciudad de 9 millones de habitantes al sur de Shanghái, en la región de Zhejiang, es especialmente llamativo. En esta ciudad –conocida por muchos como la “Jerusalén china”–, las autoridades han declarado ilegales más de doscientos templos cristianos (Aceprensa, 13-11-2014), algunos de los cuales ya han sido demolidos.

La Asociación Patriótica de Católicos Chinos y el Consejo Cristiano Protestante han dirigido una carta pública a las autoridades provinciales de Zhejiang condenando las demoliciones (The Economist, 25-07-2015). “Es la primera vez que los líderes de las Iglesias oficiales se han posicionado abiertamente del lado de los fieles corrientes contra el Partido Comunista”, explica Yang Fenggang, profesor en la Universidad de Purdue.

Junto a la protesta de los organismos oficiales, las protestas por parte de sacerdotes y laicos –procedentes tanto de la Iglesia “oficial” como de las comunidades clandestinas– han aumentado en las últimas semanas. El pasado 24 de julio, el obispo de Wenzhou, Vincent Zhu Weifang, de casi 90 años, promovió una protesta junto con 26 sacerdotes de su diócesis frente al edificio de la delegación del Gobierno en su ciudad (Asia News, 24-07-2015). Hace un año, el obispo escribió una carta pastoral titulada “No tengáis miedo, tened fe”, en la que urgía a las autoridades a detener su campaña de demolición. Los sacerdotes de la diócesis secundaron a su obispo con una declaración firmada el pasado 18 de julio que llevaba por títuo “¡Gritad! Dejad de guardar silencio”, a la cual se adhirió también el clero de la Iglesia clandestina con una declaración similar (Asia News, 30-07-2015).

“Tenemos que proteger nuestra libertad religiosa y nuestro derecho de creer”, dice la declaración de la Iglesia católica oficial. Por otro lado, son muchas las comunidades protestantes que respaldan esta iniciativa. Durante estas últimas semanas, el obispo coadjutor de de Wenzhou, James Shao Zhumin, ha visitando todas las parroquias de la ciudad para invitar a los fieles a la oración y al ayuno con el fin de impedir las demoliciones de cruces programadas para el próximo 31 de agosto en la zona de Lishui.

El líder del Partido Comunista en Zhejiang es conocido por su hostilidad hacia el cristianismo. No obstante, muchos cristianos opinan que la campaña de demoliciones ha de estar orquestada desde Pekín por el propio presidente chino Xi Jinping. En su última visita a Zhejiang en mayo pasado, Xi advirtió que la religión en China debía de ser “independiente de influencias extranjeras”.

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