El estudiante

TÍTULO ORIGINAL El estudiante

PRODUCCIÓN México - 2010

DURACIÓN 95 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes

ESTRENO10/10/2010

Los Oscar 2011 han confirmado que conviene volver a los clásicos. Por ejemplo, al cantante mexicano Agustín Lara, que tenía muy claro que, en la vida, se ama “solamente una vez”. “Una vez, nada más / se entrega el alma / con la dulce y total / renunciación, / y cuando ese milagro realiza / el prodigio de amarse, / hay campanas de fiesta que cantan / en el corazón…”. ¿Le gusta a usted esta canción? ¿Cada vez que la escucha siente un pellizco en el estómago? Pues vaya a ver El estudiante: le encantará. Por el contrario, si considera ese bolero pasado de moda, sensiblero, cursi… entonces, evítela.

Al protagonista de El estudiante le gusta Agustín Lara y también un clásico literario: el Quijote. Chano (Jorge Lavat) es un buen hombre de 70 años, culto y caballeroso, que vive en Guanajuato con su esposa Alicia (Norma Lazareno), a la que llama cariñosamente Sirenita. Atraído por una representación teatral del Quijote, Chano se inscribe en la universidad para estudiar Literatura. Tras el inicial golpe generacional, el simpático senior se va haciendo amigo de un grupo de chicos y chicas, a los que aconseja sobre la obra cervantina, sobre sus incipientes romances y sobre otros conflictos vitales, como un embarazo no deseado o una agresiva adicción a las drogas.

Quijotesco, romántico y positivo, este precioso cuento moral exalta sin complejos un noble estilo de vida, de inspiración cristiana, delimitado por valores como el trabajo bien hecho, el respeto a la dignidad humana, el sentido purificador del sufrimiento y la caridad. Todo ello, expuesto por el debutante Roberto Girault a través de un guión elegante y sustancial, y de una luminosa puesta en escena, de esmerada planificación, que saca brillos a los bellos rincones de Guanajuato y extrae a sus actores unas interpretaciones frescas, veraces y emotivas. Redondea el conjunto la sugestiva banda sonora de Juan Langarica.

A ciertos paladares, esta propuesta les resultará demasiado sentimental e idealista. Pero, en realidad, la película nunca oculta su condición de fábula “inspiracional” -como subraya su publicidad-, ni disimula su afán por hacer vibrar en cada escena las fibras más íntimas del alma, además con un oxigenante sentido del humor. Por eso no sorprende que El estudiante gozara de una enorme éxito en México -donde permaneció en cartel durante 22 semanas- ni que haya ganado muchos premios, incluidas seis Diosas de Plata -los galardones de la prensa mexicana-, entre ellas, a la mejor película y al mejor director.

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