En casa

GÉNEROS,

PÚBLICOAdultos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Sexo

ESTRENO03/06/2020

EPISODIOS5 cortometrajes de entre 20 y 45 min.

PLATAFORMAS

HBO estrena en su plataforma este curioso experimento difícil de clasificar: ¿película coral?; ¿miniserie? Cinco jóvenes directores españoles han rodado durante la cuarentena cinco cortometrajes (algunos no tan cortos), respetando escrupulosamente las duras condiciones del confinamiento. Dicho de otra forma: han escrito sus guiones en tiempo récord, han grabado y editado sus películas con móviles y, en algunos casos, han llegado a interpretarlas ellos mismos, solos o con quien hayan pasado la cuarentena. En otros, han podido dirigir a actores a través de videollamadas.

El cine es un arte con una complejidad técnica grande y no se pueden esperar obras maestras con una limitación de medios tan patente. En En casa no hay, ni de lejos, ninguna obra maestra, pero como experimento autoral y como documento de ficción insertado en un presente histórico es un producto interesante.

Como experimento autoral demuestra, entre otras cosas, la variedad de caminos narrativos que pueden tomarse contando con los mismos elementos. Y aquí encontramos desde las propuestas más sencillas y previsibles –es el caso del corto de Carlos Marques-Marcet, que apuesta por contar con una única protagonista y una voz en off la cuarentena, o el de Elena Martín, aunque en este caso hay varios actores– hasta apuestas algo más imaginativas, como el corto de Leticia Dolera, que se atreve a jugar con algunos efectos especiales para ilustrar la historia de una ruptura muy convencional desde el punto de vista narrativo.

Otra ruptura y encuentro –convencional también– es el que cuenta Paula Ortiz en un corto con un guion descompensado y caótico. Por último, la pieza de Rodrigo Sorogoyen, aun siendo irregular y excesiva en metraje, demuestra que el cineasta madrileño juega en otra liga. Es el único que supera narrativamente los límites de espacio, tiempo y técnica para adentrarse en un thriller psicológico bien escrito y bien interpretado (especialmente por parte de Marta Nieto). Sorogoyen consigue trascender la cuarentena para contar una historia universal de desdoblamiento del yo –interesantísimo hallazgo cuando solo puedes contar con dos personajes–, que bebe de narraciones clásicas mil veces plasmadas en la pantalla, pero que mantienen su eficacia como argumentos intemporales.

Como documento histórico, alguna de estas piezas servirá para enseñar dentro de unas décadas a las nuevas generaciones de cineastas cómo durante unos meses estuvimos encerrados en nuestras casas, saliendo apenas unos minutos a aplaudir en los balcones y cómo, a pesar de todo, seguimos inventando historias y haciendo películas.

Ana Sánchez de la Nieta.
@AnaSanchezNieta

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