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El viaje de la impaciencia

TÍTULO ORIGINALEn torno a los orígenes intelectuales de la utopía nacionalista

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2018)

Nº PÁGINAS176 págs.

PRECIO PAPEL18,50 €

PRECIO DIGITAL11,99 €

Existe un relato estándar en la historia de las ideas según el cual, a partir del siglo XVIII, se produce una bifurcación en la tradición intelectual de Occidente. A un lado, estaría la cultura ilustrada, que ampararía el progreso científico y la emancipación respecto del Antiguo Régimen por la vía de la democracia liberal. Al otro, se hallaría la cultura romántica que, según Isaiah Berlin, supuso el mayor vuelco en la conciencia moral y política de Occidente y que, justamente, habría de surgir como reacción a las pretensiones de una Ilustración excesivamente utópica y cientificista.

La finalidad de este libro es ensayar, precisamente, una nueva interpretación de la historia de las ideas en la que el Romanticismo no sería sino otra Ilustración, hostil a las obras de la razón, sí, pero con un carácter emancipador homologable al de su (presunta) némesis. Para probar esta hipótesis, Luis Gonzalo Díez, autor de valiosos ensayos, como La barbarie de la virtud o Liberalismo escéptico, realiza un recorrido fascinante por la biografía intelectual de Johann G. Herder, al que suele atribuirse la paternidad del nacionalismo por su insistencia en que toda cultura tiene un centro —o, si se prefiere, una tradición, una lengua y una cultura— que es menester observar si se quiere entender de verdad a sus miembros.

¿Qué llevó a Herder a distanciarse del racionalismo de Kant, a quien conoció y con quien llegó a formarse? ¿Por qué, a partir de un momento de su vida, sintió la misión de ser guía de su pueblo? Dar respuesta a esta y otras preguntas conduce a Díez a establecer algunas claves de lectura muy fecundas sobre el nacionalismo y su vigencia en sociedades modernas y democráticas.

Como insiste el libro, pese a su apelación a las esencias, el nacionalismo es un fenómeno típicamente moderno, tanto en su dimensión utópica y universalista como en su carácter emancipador. Lo primero ayudaría a entender el interés de muchos movimientos nacionalistas por prolongar la tensión con el poder central: nada es suficientemente bueno para el utopista. Lo segundo ayudaría a comprender la promesa de libertad que, en el fondo, declara todo nacionalista: libertad respecto al “maldito Estado” que limita las posibilidades de un pueblo, y libertad para ser soberano en sus propios asuntos. En definitiva, una reclamación de autonomía que, al fin y al cabo, no es sino fruto del ethos democrático de las sociedades modernas.

La tesis del libro, sugestiva y poderosa, gana en eficacia persuasiva no solo por la actualidad del tema y lo oportuno de su publicación, sino por el elegante estilo literario con que se presenta. Estamos ante un ensayo en el sentido genuino del término, un escrito más preocupado por tantear la plausibilidad de una hipótesis que por demostrarla a base de erudición académica y refutación de las posibles objeciones.

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