En conversación con Hans Georg Gadamer

TÍTULO ORIGINALHans-George Gadamer im Gespräch

GÉNERO

Carsten Dutt (editor)Tecnos. Madrid (1998). 112 págs. 1.000 ptas. Traducción: Teresa Rocha Barco.

En 1993 Carsten Dutt realizó una entrevista de más de tres horas a Gadamer, de la que se publicó una pequeña parte en un periódico de Heidelberg el día en que el filósofo cumplía 93 años. Cinco años después aparece la traducción española de la entrevista completa, en la que el filósofo comenta la recepción que han tenido en el mundo del pensamiento algunas de sus aportaciones. El libro es interesante para cualquier lector iniciado en los problemas de la filosofía contemporánea, pero no especialista en Gadamer, ya que en él se sintetizan las principales tesis del hermeneuta.

La entrevista se divide en tres partes. En la primera se discute una de las tesis centrales de Verdad y método: en las ciencias del espíritu, según Gadamer, no tiene sentido hablar de método pues, contrariamente a lo que ocurre con las ciencias de la naturaleza, el enfoque con el que se acomete la realidad impide llegar a conceptos enteramente acabados. Mediante el método y los conceptos acabados -piénsese en la mecánica racional de Newton, por ejemplo-, las ciencias de la naturaleza se convierten en un saber de control, de dominio; las ciencias del espíritu, por el contrario, producen otro tipo de saber, que llamamos cultura.

El criterio de riqueza de un resultado científico es el grado de control que proporciona sobre el objeto estudiado (control sobre el reino mineral en geología, sobre el cuerpo humano en medicina, etc.); para ello es imprescindible crear un método y aplicar fielmente sus reglas. Por el contrario, la riqueza de un resultado espiritual (en arte, historia, filosofía, teología) se mide por la participación del sujeto en los enunciados esenciales legados por la tradición, y esto conduce a un sistema abierto, en el que la simple repetición metódica no tiene sentido. De ahí que las ciencias del espíritu necesiten siempre decir las mismas cosas, pero cada vez de un modo distinto, inédito. Podría haber tantas filosofías como seres humanos, y podría haber tantas formas de vivir el cristianismo como cristianos dispuestos a vivirlo de forma responsable y creativa.

En la segunda parte, Gadamer comenta sus ideas básicas en estética, partiendo siempre del axioma fundador de la hermenéutica: toda comprensión es una interpretación (Schleiermacher). Para Gadamer, la interpretación de una obra de arte -un cuadro, un texto eminente- no se resuelve en una comprensión acabada de su sentido. A diferencia de la ética, la comprensión estética lleva a experimentar «la profundidad e insondabilidad del sentido» de una obra. El término del conocimiento estético permanece siempre abierto; es más, consiste en la apertura misma.

La tercera parte se ocupa de cuestiones de filosofía práctica (ética). Según Gadamer, «no estamos aquí para inventar solidaridades, sino para hacernos conscientes de ellas». La ética no es sino el intento de comprender nuestra situación en el mundo y, a partir de ahí, decidir cómo actuar en la sociedad. La filosofía práctica, en cuanto pregunta por el bien, sólo puede desarrollarse como un trabajo de autoesclarecimiento.

A lo largo de la entrevista se observa que las tesis hermenéuticas del «entendimiento en el diálogo», del recurso al «mundo de la vida», de la «disolución del sentido en la estética», etc., no proceden de una filosofía relativista, como algunos críticos han denunciado, sino de un nuevo enfoque de la tradición. Un enfoque, eso sí, que por su propia naturaleza está abierto a múltiples determinaciones.

Gabriel Vilallonga

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