En defensa de la familia

Espasa. Madrid (2010) 204 págs. 18,90 €.

Toda defensa lo es respecto de un ataque. En defensa de la familia recoge siete ensayos -en su origen, siete conferencias- en los que el autor, presidente del Foro Español de la Familia, se plantea cómo asegurar el futuro de la familia ante ideas y actitudes que pueden dañarla.

Sin embargo, el autor es capaz de trascender la polémica e ir a buscar el fondo intelectual que está detrás de la discusión. El otro gran mérito es el enfoque práctico de todas las conferencias. Cada una termina con una invitación a la acción política en su sentido más primigenio, a la responsabilidad personal como ciudadanos. En este sentido, es un libro realmente democrático.

En la primera conferencia –La crisis de la razón, característica de nuestra época– se encuentra la base del argumentario que el autor desarrolla en el resto del libro. Blanco advierte en el pensamiento actual la pérdida de la confianza en la razón, en la capacidad del hombre de descubrir mediante su inteligencia lo que es bueno para él. Sin esta luz que le guíe, el ser humano se aferra a su albedrío y acaba -Blanco recoge aquí palabras de Sartre- “condenado a la libertad”.

El autor propone que la crisis de la cultura occidental es el resultado de sucesivas emancipaciones en falso -la primera, la de la razón- , que en vez de liberar al hombre han ido conduciéndolo al corazón de un laberinto del que ya no sabe cómo salir. Entre otras cosas, porque ni siquiera es consciente del camino que ha seguido para llegar allí.

La última emancipación que se ha propuesto el librepensador contemporáneo -después de “liberarse” de Dios y de la moral- es sacudirse el yugo de la naturaleza: ¿por qué debe prevalecer la genética sobre mi orientación sexual?, ¿cómo puede imponer la biología un único modelo de familia, supeditado a la procreación?, ¿no es el aborto o la fecundación in vitro una victoria del hombre frente a la tiranía de lo biológico?

A la ideología de género -que se ha encargado de recoger estas nuevas reivindicaciones del hombre moderno- dedica Blanco los capítulos centrales del libro. Combate sus argumentos, desenmascara su terminología, señala sus trampas. Las últimas dos conferencias están dedicadas a cuestiones de bioética como el aborto, la reproducción asistida, la eutanasia -se echa de menos algo más de profundidad en este punto- o la experimentación con células embrionarias. En definitiva, los grandes dilemas éticos de la ciencia de nuestros días.

Con este menú, el libro resultará -seguramente lo pretende- polémico. Lo será por los temas, pero no por el tono.En esto Blanco predica con el ejemplo: detrás de cada conferencia hay un discurso sólido, ponderado, fundado en la confianza en la razón.

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