India: Una desmonetización traumática

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¿Qué ocurre en un país cuando, de un día para otro, el 86% de la moneda en circulación deja de ser válida y debe ser cambiada? India se ha sometido a este traumático experimento de “desmonetización”, que ha sacudido la economía y que todavía está siendo asimilado.

El 8 de noviembre el gobierno de Narendra Modi anunció que a partir de esa misma noche dejaban de tener validez los dos billetes de 500 y 1.000 rupias (aproximadamente 7 y 14 euros), los más usados para las pequeñas compras, y que la población tendría hasta el 30 de diciembre para cambiar el dinero por otros billetes nuevos.

El objetivo declarado era castigar el dinero negro y combatir la evasión fiscal, favorecida por las transacciones en efectivo. La India, un país con más de 1.300 millones de habitantes, es la sexta economía del mundo y tiene el sector informal más grande del planeta. Los pagos en efectivo representan el 98% de las transacciones y el 68% del valor total.

Todavía uno de cada tres indios no usa cuenta bancaria

La gente tendría que llevar los billetes a los bancos para cambiarlos por los nuevos o dejarlos ingresados en su cuenta. Y los bancos deberían informar de los que pretendieran cambiar más de 250.000 rupias (3.425 euros).

Lo que empezó como una medida enérgica contra el dinero negro, después se ha presentado como el paso de una economía basada en pagos en efectivo a otra bancarizada, y más transparente para el fisco.

El problema es que uno de cada tres indios no tiene cuenta bancaria. En virtud de un plan del gobierno, en los dos últimos años se han creado cuentas bancarias gratuitas para decenas de millones de personas, pero el 23% siguen sin ser utilizadas.

El gobierno ha anunciado que pronto será obligatorio que las empresas paguen al trabajador en su cuenta bancaria, algo no fácil en un país donde el 90% de los salarios se pagan en efectivo. Además, los trabajadores temporeros e itinerantes necesitan que se les pague todos los días.

El pago del sueldo a través del banco obligaría también a pagar el salario mínimo, norma que actualmente no se respeta.

Escasez de dinero

El resultado más llamativo de la medida de choque han sido siete semanas de largas colas ante los bancos para cambiar los billetes. El Banco Central tampoco fue capaz de imprimir los nuevos billetes con la suficiente rapidez para hacer frente a la demanda, con lo que hubo una escasez de dinero en los bancos y en la calle.

Esto repercutió en el pequeño comercio, que vio bajar desastrosamente sus ventas. Hubo empresas que no pudieron pagar a sus empleados. Los pequeños agricultores se quejaron de que el Banco Central no había facilitado los nuevos billetes a las cooperativas de créditos rurales.

Ha habido siete semanas de colas ante los bancos para cambiar los antiguos billetes

Una vez concluido el plazo para el cambio de billetes, el impacto de la medida empieza a clarificarse. La escasez de dinero en efectivo parece haberse superado. Según fuentes citadas por The Economist, en esas semanas el gasto de los consumidores se ha retraído en torno a un 1,5% (en noviembre) y el crecimiento del crédito a las empresas se ha situado al más bajo nivel de los últimos 30 años. Todo esto puede suponer que el crecimiento económico, que era un 7,3%, descienda medio punto.

¿Ha valido la pena esta brusca desmonetización? Desde el punto de vista de la lucha contra la corrupción y la economía sumergida, el gobierno cree que sí. Se ha dicho que preveía que quizá el 20% del dinero no se cambiaría para no revelar su origen ilícito. Pero, según informes varios, se ha cambiado el 97% del valor de los billetes retirados, lo que indicaría que no había tanto dinero negro o que sus poseedores han encontrado modos de lavarlo en los bancos. Pero ahora el gobierno dispone de más información para perseguir la evasión fiscal. Y Modi quiere proseguir en sus esfuerzos para que los indios se habitúen al pago electrónico en vez del utilizar dinero físico.

Por su parte, los bancos van a disponer de más dinero fresco depositado en las cuentas, con lo que podrán dar más créditos que impulsarán la economía.

Pero aún está por ver si esta sacudida monetaria lleva hacia una sociedad sin dinero o, simplemente, con menos dinero negro.

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