Para el desarrollo hace falta el buen gobierno

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El buen gobierno eleva el nivel de desarrollo de un país, y medir aquel es posible. Son las dos grandes conclusiones de la publicación del informe Governance Matters, 2007: Indicadores de la gobernabilidad en el ámbito mundial 1996-2006, realizado por un grupo de investigadores del Banco Mundial.

El informe está concebido como un instrumento para luchar contra la corrupción y favorecer el desarrollo. El mejoramiento de la gobernanza permite atacar la pobreza y elevar los niveles de vida, y el aumento de nivel de vida se debe al buen gobierno más que al revés. Para el Banco Mundial, una buena gobernanza es fundamental para reducir la mortalidad infantil, el analfabetismo o la desigualdad. Además, hace más intensa la eficacia de la ayuda al desarrollo y de los proyectos financiados por este organismo. Y Governance Matters refleja expectativas alentadoras por los avances en esta materia de varios países en desarrollo, incluyendo los de África.

El informe parte de 33 fuentes de datos para ofrecer el nivel de 212 países y territorios en seis indicadores: voz y rendición de cuentas (que refleja el grado de libertades políticas fundamentales); estabilidad política y ausencia de violencia; efectividad gubernamental (el nivel de los servicios públicos, la independencia del gobierno, la calidad de la formulación y desarrollo de sus políticas y la credibilidad de su compromiso con ellas); calidad regulatoria (la capacidad de formular y articular políticas y regulaciones que permitan y promuevan el desarrollo del sector privado); cumplimiento de la ley y control de la corrupción.

Entre las conclusiones más significativas está que algunos países de África, como Kenia, Níger y Sierra Leona, han registrado grandes mejoras en el indicador de libertad de expresión y rendición de cuentas, y otros como Argelia y Liberia han consolidado el Estado de derecho. Argelia, Angola, Libia, Ruanda y Sierra Leona han mejorado su estabilidad política, y Tanzania el control de la corrupción en el decenio estudiado. También es destacable que una docena de países (entre los que aparecen Chile y Costa Rica) han logrado mejor puntuación en las principales dimensiones del estudio que países más desarrollados como Grecia o Italia. En cualquier caso, en lo que se refiere a la media mundial, no se han producido grandes mejoras en la gobernanza, aun habiendo mejoras en varios países. Los indicadores muestran deterioros en lugares como Zimbabue, Costa de Marfil, Bielorrusia o Venezuela.

Los datos se basan en opiniones de decenas de miles de personas de todo el mundo, incluidos numerosos especialistas que trabajan en distintas ONG y miembros de los sectores público y privado. John Githongo, ex secretario permanente para cuestiones de gobernanza y ética en la Oficina de la Presidencia de Kenia, ha señalado que este documento “tira por tierra la repetida afirmación de que no se pueden medir con precisión estos temas y, por lo tanto también que los gobiernos, la comunidad de ayuda al desarrollo, la sociedad civil y los medios de comunicación no pueden dar un uso positivo a las lecciones derivadas de esta medición”. El director de la Oficina Central de Estadística de Israel y profesor de economía, Shlomo Yithzaki, reconoce también haber estado en el error al pensar que la gobernanza no era mensurable. Para él, el informe “constituye la manera más avanzada de elaborar indicadores periódicos de gobernabilidad que pueden servir a los analistas de políticas y a las autoridades que toman decisiones”.

El informe concluye que cuando se pone empeño en las medidas de reforma, las mejoras en la gobernanza se producen con relativa rapidez, tal y como demuestran desde 2002 países como Ucrania, Kenia o Liberia, en libertad de expresión y responsabilidad, y Angola y Argelia en materia de estabilidad política. La información detallada puede consultarse en www.govindicators.org. ACEPRENSA.


Buenas noticias de Nigeria

Lagos. Un ejemplo de mejora en limpieza de la vida política y en el imperio de la ley es el registrado recientemente en Nigeria, donde por desgracia abundan los abusos y la corrupción. Pero también hay noticias esperanzadoras que sin embargo no encuentran eco en los medios occidentales. Un caso de estos es el de Peter Obi, gobernador del estado de Anambra, que llevaba más de cinco años luchando por sus derechos y que acaba de conseguir la victoria en el Tribunal Supremo, frente a los poderosos y sus atropellos.

Las elecciones en Nigeria están todavía controladas por el partido en el gobierno a través de la Comisión Electoral Independiente (es un decir), la policía y, si hace falta, el ejército. En las elecciones de 2003, la Comisión Electoral dio por bueno un fraude y proclamó gobernador de Anambra al candidato del partido oficial, en vez de al verdadero vencedor de los comicios, Peter Obi. Obi, abogado y católico practicante, decidió no organizar manifestaciones ni acto violento alguno. Fue a los tribunales y perseveró hasta que obtuvo veredicto a su favor casi al final del mandato electoral de cuatro años.

Una vez instalado como gobernador, el presidente Obasanjo logró deponerlo a través de sus caciques en el estado. En las pasadas elecciones de abril, el candidato del partido en el gobierno, amigo del presidente y notoriamente corrupto, concurrió a las elecciones con una impresionante campaña mediática. La Comisión Electoral no permitió a Obi ni siquiera presentarse y dio la victoria al candidato oficialista, que sin embargo no duró más de un mes en el cargo de gobernador. El Tribunal Supremo dio la razón a Obi: su destitución fue declarada anticonstitucional y nula. Obi es hoy el gobernador legítimo en el estado de Anambra. Jide Martins.

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