Narcisa fue una niña milagro que, con el tiempo, había preferido pasar inadvertida. Décadas después decide entrar como novicia en un convento reconvertido en internado marcado por el temor de las monjas y las alumnas a episodios paranormales.
La primera parte de esta película sorprende por una cierta contención en la narración de este relato terrorífico. Paco Plaza (La abuela, Quien a hierro mata, [REC]) y Jorge Guericaechevarría, guionista habitual de Álex de la Iglesia, hacen una presentación de personajes en la que hay espacio para una sonriente y amable religiosa y una joven novicia con empatía con las alumnas. Pero como suele ser habitual en estos dos creadores, en cuanto la historia va madurando se multiplican los giros convencionales (visiones, pesadillas, muebles que se mueven, portazos), y el morbo más turbio.
Paco Plaza tiene un nivel muy considerable en planificación, edición de sonido y puesta en escena, que es aprovechado por un reparto con mucho talento y bien dirigido en el que destaca la primeriza Aria Bedmar. Pero en este caso, al director le falta una trama más verosímil y medida que si tenía en su mejor película: Verónica (2017), basada en un famoso caso real de sucesos paranormales en Vallecas en los años 90.
