Fiel a su cita anual, Activision nos entrega otro juego de Call of Duty, esta vez subtitulado WWII en clara referencia a la peor guerra que la humanidad haya conocido. El conflicto es el que es: todos lo conocemos y sabemos que los nazis perdieron, pero eso no quita que la desarrolladora haya encontrado historias interesantes que contar con protagonistas de distintas personalidades.
En el modo para un jugador manejamos principalmente al soldado Daniels para asistir a su participación en las ofensivas de varios días clave en la contienda. Veremos (sin manejar) a un conocido rostro televisivo y cinematográfico, Josh Duhamel. La principal novedad reside en que esta vez la vida no se regenera con el tiempo, y hay que tener botiquines en el inventario. El resto se conoce: absolutamente lineal, usando varios modelos de armas de la época y cumpliendo objetivos. Si queremos exprimir la campaña podemos realizar algunos actos heroicos como salvar a soldados a punto de morir y encontrar algunos coleccionables.
El modo multijugador vuelve a ser tan completo como siempre, con opciones online y offline y una personalización muy avanzada, además de multitud de modos para disfrutar: todos contra todos, por equipos, capturar la bandera, defender una zona y un largo etcétera. Se incluye además una zona llamada “cuartel general” en la que podemos elegir misiones, leer correspondencia y hablar con otros jugadores.
También regresa el modo zombis, que sigue siendo tan absorbente como siempre, y que cuenta con otros dos pesos pesados de la actuación: Ving Rhames y David Tennant.
Si bien es un juego muy completo, este año se podría hablar de pasos atrás debido a un apartado técnico que ya no aguanta bien el paso del tiempo, unos gráficos por detrás de la media y unos “scripts” previsibles, además de una IA demasiado básica. Claramente, esto denota que la campaña importa cada vez menos y todos los esfuerzos se van al multijugador.
Call of Duty se ha instalado en la comodidad sabiendo que es una saga a la que los fans van a jugar sí o sí y está quedándose atrás respecto a otros videojuegos similares. Sigue siendo divertido e inmersivo (y solo para adultos), con puntuales momentos muy emocionantes. Se recomienda encarecidamente a las desarrolladoras que afronten con valentía algunas decisiones que llevan ya demasiados años retrasando, sobre todo en lo respectivo al apartado técnico.
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