Codemasters es una empresa reconocida gracias a, entre otros productos, los míticos Colin McRae Rally. Tras el fallecimiento de la estrella de la conducción y con el cambio de nombre –pasó a llamarse DiRT–, el enfoque fue cambiando y actualizándose. El año pasado tuvimos Dirt Rally, un notable título que aún podía mejorar, y así ha sido.
DiRT 4 es la confirmación de que Codemasters sigue ostentando la corona de reyes de la simulación de rallies y no tiene intención alguna de dejarla ir: 50 vehículos perfectamente recreados tanto a nivel visual como de comportamiento, tramos reales en ubicaciones reales, personalización profunda y simulación hasta en el último detalle. Es complicado mejorarlo, pero lo han logrado gracias a la inserción de más variantes, que abarcan desde pequeños monoplazas a grandes camiones. Además, ahora es más accesible que nunca, gracias a la inclusión de dos modalidades: simulación (para los más exigentes) y gamer (para los jugadores casuales).
Por si fuera poco, el modo online no solo incluye los clásicos marcadores para compararnos con otros jugadores, sino competiciones realmente intensas e incluso un creador de circuitos que alarga la vida hasta casi el infinito. Y hay más, ya que se dispone de un apartado para practicar todo lo que queramos, con retos de diversa dificultad y configurables.
Técnicamente poco se puede achacar a unos gráficos tremendamente fluidos, un estupendo doblaje al castellano y una banda sonora para los menús totalmente acorde con la temática. Las sombras vienen del lado de la ausencia del multijugador offline (un juego así lo pide a gritos), unos menús que podrían mejorarse y algunos apartados contradictorios que no se explican, como las vueltas limpias sin incidentes que luego no funcionan como parecen.
Codemasters ha logrado un juego profundo, muy disfrutable, lleno de contenido y apto para una gran cantidad de jugadores. Los fans de las carreras, la simulación y los rallies están de enhorabuena y no deberían pensarlo dos veces.
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