Las exclusivas más interesantes del catálogo de PlayStation Vita van saliendo del ámbito portátil para acabar en PS4 y en esta ocasión le toca a Tearaway, que llega mejorado a la consola de sobremesa.
Este adorable juego de plataformas está pensado para disfrutar sin preocupaciones: el avance es lineal, la dificultad es escasa y no se penaliza la muerte porque se vuelve al punto de control más cercano sin repercusiones. Además hay pocos combates porque la mayoría de obstáculos (algunos de ellos puzles) se sortean empleando objetos y habilidades con creatividad.
Su guion es apropiado para la audiencia (infantil) y sus pretensiones. A modo de cuento, unas deidades del mundo de papel buscan estrechar lazos con el jugador. Decididos a traspasar el espacio de ficción crean a un mensajero con aspecto de sobre (masculino o femenino, a elección) para entregarle un cándido mensaje. El juego recrea el viaje de ese mensajero, que habrá que controlar hasta cumplir su misión.
Pese a no tener una gran duración, los distintos niveles del juego cubren amplias zonas y presentan ambientaciones diversas dentro de su acabado de papel. Sorprenden la verosimilitud del comportamiento de las piezas de papel y la vida que desprenden los escenarios, con clima, fauna y flora propios. En general, las criaturas son encantadoras: las más siniestras no son tan fieras como parecen y las más tiernas resultan hilarantes.
Superar un nivel requiere no solo de una mínima pericia con las plataformas: hay que ayudar a otros seres con sus problemas y limpiar zonas que los enemigos han ensuciado. Opcionalmente se pueden recopilar objetos como el confeti, moneda de cambio para adquirir piezas para el mensajero. Y es que al estilo de la saga Little Big Planet, obra del mismo estudio, el aspecto del protagonista se puede alterar al instante y de forma sencilla con los accesorios que tengamos disponibles: sombreros, parches, narizotas…
La cualidad diferencial de este título es su interacción a través del mando. El esquema de control típico con botones mueve al mensajero pero no contempla sus poderes. Para hacer uso de estos, esencial para superar obstáculos, hay que agitar el mando, apuntar con su luz a la pantalla para alumbrar el entorno o pulsar la pantalla táctil para dibujar y generar vendavales. Una original forma de inmersión que se siente natural.
El listado de novedades de esta versión no se limita al renovado control o a la tecnología, donde se alcanza el techo de la consola, sino que se incorporan secciones inéditas a los escenarios originales para sorprender. Por desgracia, se heredan dos limitaciones: la ausencia de modo cooperativo y una cámara que en ocasiones choca con los bordes del entorno.
Sin duda la mejor versión del juego, adecuado para toda la familia por su inocuidad. Supone además un oasis de magia en un mercado plagado de títulos violentos y genéricos. Los más pequeños potenciarán su sentido del ritmo y la imaginación con él.
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