Tras el éxito y la novedad que supuso Dead Space en 2008, era previsible una secuela porque además la propia Electronic Arts, consciente de lo que tenía entre manos, había declarado que pensaba explotar la franquicia. Así que después de tres años y algún título secundario como Dead Space Extraction para Wii, llega por fin la continuación de las aventuras del ingeniero espacial Isaac Clarke.
La trama se retoma tres años después de los acontecimientos del primer título, tras lo sucedido en el sector Aegis 7. Isaac fue encontrado a la deriva y llevado a la colonia conocida como El Eje, donde despierta en medio de un nuevo brote necromorfo. Ahora no solo tendrá que hacer frente a los monstruos para sobrevivir, sino que deberá sobreponerse a las horribles visiones que le provocan los restos de la efigie que han quedado en su cabeza y que amenazan con volverle loco. El guión en sí, como el resto de elementos, no es revolucionario y toma ideas de muchos otros juegos y productos de ciencia-ficción, pero la mezcla es satisfactoria y bien narrada. A esto contribuye especialmente el que el héroe, más curtido ahora, tenga voz y tome las riendas de su destino alejándose de la imagen de chico de los recados que daba en su primera aventura.
La mecánica del juego es la habitual del género: hay que avanzar por cada nivel limpiándolo de engendros necromorfos a nuestro paso hasta dar con la forma de huir del lugar. Para esto contamos con un amplio arsenal de armas y utensilios. En general no hay grandes novedades porque las ideas originales siguen funcionando, pero se han mejorado todos los aspectos. En este sentido, como secuela demuestra haberse tomado en serio las críticas.
Se han conservado los segmentos cinemáticos preestablecidos (al más puro estilo Uncharted 2) pero se ha aumentado su frecuencia y se han hecho imprevisibles. Por fortuna se han eliminado los tiempos de carga entre zonas y, además, las apariciones de los monstruos no guardan la coherencia que tenían en el original, de modo que se favorece la idea de que todo es posible. Un gran acierto para el juego, para su género y una ejemplar lección de cómo hacer una secuela.
A las mejoras ya comentadas hay que añadir un modo multijugador que permite jugar como humano o necromorfo (en sus distintas variantes) haciendo uso de las propiedades de cada cual. Hasta ocho jugadores en línea pueden enfrentarse en combates frenéticos en localizaciones del juego, subiendo niveles y desbloqueando habilidades y complementos. Por desgracia, EA ha vuelto a dejar de lado a los que les gusta jugar con más personas en el mismo lugar (esto es, con pantalla partida) y sólo se puede hacer por Internet.
En el lado negativo, los escenarios, pese a ser más ricos y variados (por estar en una estación espacial) parecen menos vivos que en Dead Space. También la duración es discutible, no como en el primero, porque la parte final está alargada en exceso y cargada con demasiados enemigos, pero se puede justificar por la trama. Si acaso se podría plantear la posibilidad futura de volver a tener jefes de final de fase como en el original, que se echan algo en falta aquí.
Técnicamente tiene luces y sombras: se mantiene el excelente y espeluznante diseño sonoro y vuelve a haber un gran doblaje con importantes incorporaciones como la voz del protagonista, más creíble y maduro que en la versión original. Lo más grave es que los que cuenten con una Xbox 360 tendrán un título más depurado y mejorado gráficamente que los usuarios de PS3, aunque ambos tienen un gran acabado, pero las comparaciones delatan los defectos propios del desarrollo multiplataforma.
En suma, es una secuela muy digna que aporta jugosas novedades, ideas frescas, mucha más emoción y una trama más elaborada. Aunque no resulta tan redonda como la primera parte, es un gran título, destinado a mayores de edad (por su enorme violencia y constante lenguaje soez) que sean aficionados del género y fans de la saga.