De nuevo, otro juego de los Rabbids: esta vez, de su primera aventura en solitario en la portátil de Nintendo. Juego homónimo al de la Wii, uno podría pensar que era imposible adaptar semejante cosa a la DS. Pues bien, los programadores pensaron lo mismo: aunque este es un juego que parte de la misma premisa que el de la Wii (los Rabbids recolectando objetos para crear una especie de torre de Babel hecha a base de basura para llegar hasta la Luna), su ejecución es completamente diferente. Y bien que hacen: en vez de optar por el camino fácil de hacer adaptaciones sin más, Ubisoft ha elegido un camino más inteligente: cambiar el género del juego a otro más fácil de trasladar a la DS.
Dicho y hecho, este Rabbids, en vez de ser un juego de aventura y plataformas como el de la Wii es un juego de… ¿puzles? Pues sí. Y funcionan la mar de bien. El concepto es sencillo: en cada nivel lanzaremos a dos conejos en un carrito de la compra. El objetivo es doble: por una parte, se deberá coger el mayor número de objetos posibles; por otra parte, el carrito deberá acabar siendo “encestado” en un retrete. Para ello deberemos emplear estratégicamente rampas, objetos e incluso animales para guiar la trayectoria del carrito. Una vez esté todo listo, soltaremos el carrito desde todo lo alto y comprobaremos si nuestro particular “circuito” funciona como debe y acabamos con dos conejos llenos de cacharros encestados en un retrete. ¿Demencial? Sí. ¿Divertido? Por supuesto.
Ahora bien, el juego tiene el mismo problema que el de la Wii: si bien hay una buena variedad de objetos, al final hay tantísimos niveles de relleno en el que se repiten las situaciones que el juego acaba por hacerse un tanto repetitivo, llegando a desanimar a pasarse el juego. Sin embargo, los programadores han contado con ello, ofreciendo un editor de puzles en el que podremos crear nuestros circuitos más demenciales y compartirlos mediante wifi con nuestros amigos, alargando considerablemente la vida del juego.
Por todo ello, este no es un juego que vaya a cambiar la vida de nadie, pero dedicándole un poco de paciencia e ingenio puedes obtener horas y horas de diversión. El absurdo sentido del humor y el hecho de que esté recomendado para todos los públicos es, simplemente, la guinda del pastel.