De novia de América, Roberts ha mutado en America’s Mom. Son ya unas cuantas sus interpretaciones de madre coraje: Erin Brockovich (2000), El secreto de una obsesión (2015), Wonder (2017). En El regreso de Ben, la naturalidad de la actriz sigue convenciendo y ella es indiscutiblemente la mejor baza.
Por su parte, Lucas Hedges acumula, a pesar de su juventud, un buen número de papeles en películas sabiamente escogidas: Moonrise Kingdom (2012), Manchester frente al mar , (2016), Lady Bird (2017). A Hedges se le ha ido viendo crecer como actor y probablemente seguirá dando que hablar.
Más allá de la interpretación, El regreso de Ben es una aproximación a la dependencia desde el punto de vista del entorno familiar, eso sí, a la americana, sin adentrarse en lo sórdido, de forma soportable para el gran público. Pese a esa impresión de historia algo descafeinada, hay cosas bien contadas como la constante tensión con el engaño, la habilidad del adicto para sortear la vigilancia, la forma de arrastrar a los más próximos. Eso es lo más interesante de la historia y lo que la hará reconocible para quien haya pasado por una situación similar. El conato de thriller en el que se desenvuelve la segunda parte no aporta gran cosa, más bien lastra el relato innecesariamente: a una película sobre la adicción, no le hacen falta más emociones.
En febrero llegará a las pantallas españolas Beautiful Boy, de Felix van Groeningen, otra cinta en torno al tema que incide en las mismas claves.