Un penitente llega el confesionario de una iglesia católica. Es ciego y tiene unos 30 años. “Padre perdóneme porque he pecado. Hace demasiado tiempo que no me confieso. Mi padre venía a esta iglesia cuando yo era pequeño. Luchaba… Era de la vieja escuela… Boxeador… Perdió más de lo que ganó”. La confesión continúa pero el espectador ya se ha dado cuenta de algo fundamental: esto no es otra estúpida producción de superhéroe con capa que se pasa el día peleando contra los malos. Esta vez el superhombre es ciego, no lleva capa y además es de esos católicos que va a misa y se confiesa. Y no, no siempre gana. Como su padre.
Hay que tener en cuenta que probablemente el superhéroe peor adaptado al cine en los últimos años es Daredevil. La película dirigida por Mark Steven Johnson en 2003 fue vapuleada por la crítica por la interpretación de Ben Affleck (curiosamente, el próximo Batman cinematográfico), la desconcertante evolución de la trama y la torpe planificación visual.
Con este precedente, no era previsible que Daredevil se convirtiese en la mejor serie de superhéroes hasta la fecha. Pero así es: Drew Goddard lo ha conseguido. Este ingenioso guionista es uno de los mejores escritores de género (especialmente ciencia-ficción y cine de terror), como ya ha demostrado en películas como La cabaña del bosque, Guerra Mundial Z o Marte (por la que ha obtenido una de los 5 nominaciones al Oscar al mejor guión adaptado de este año). Él es el que ha creado y escrito esta serie de épica urbana que cuida el desarrollo coherente y matizado de cada uno de los personajes.
La pantalla grande no se echa en falta
Para los que piensan que las historias de superhéroes necesitan la pantalla grande, Daredevil les sorprenderá. Sin imágenes en 3D, o rodadas en formato Imax para ser vistas en pantalla gigante desde butacas que se muevan al ritmo de Iron Man, la historia logra interesar porque nada es rutinario ni trivial. Solo hay que ver las cuidadas coreografías de las peleas, en las que la edición de sonido es esencial, para darse cuenta de la personalidad de esta serie.
Hay acción, pero casi siempre imprevista y puntual, al servicio del drama y de los personajes, y no al revés
Por otro lado, Charlie Cox (Encontrarás dragones, Hello Carter, Moby Dick) está enorme en el que puede ser su paso definitivo a la primera división. Su personaje, además, está acompañado de secundarios que no solo miran como el superhéroe acaba con sus enemigos. En este sentido, hay que agradecer especialmente la riqueza de los personajes femeninos, muchas veces reducidos en este tipo de ficciones a cuerpazos envueltos en ajustado papel de regalo que básicamente esperan a que el superhéroe les dé un beso de despedida. Especialmente Rosario Dawson y Deborah Ann Woll interpretan a mujeres que resultan esenciales para la maduración del personaje principal.
Como en todas las historias de este tipo, la definición de las fuerzas del mal es un factor clave. Son muchos las películas y series que se han venido abajo por representar al mal como un lagarto gigante (The Amazing Spider-Man) o un ser enloquecido que simplemente se dedica a gritar “Acabaré contigo” mientras destroza una gran ciudad a base de mamporros (El hombre de acero, Los vengadores 2, Los 4 Fantásticos). En este caso, “los malos” son diversos grupos enfrentados entre sí que tienen un líder cruel, inteligente y sin escrúpulos. Un perverso antihéroe que intenta quebrar al protagonista provocando caos y desunión, muy cercano psicológicamente a los magníficos seres perversos que hemos podido ver en series como Luther o Sherlock, o películas como El Caballero Oscuro.
Acción al servicio del drama
A lo largo de la temporada, esta serie se toma su tiempo, deja cabos sueltos y mide bien los giros de un argumento que tardará en aclararse. Por supuesto hay acción, pero casi siempre imprevista y puntual, al servicio del drama y de los personajes, y no al revés (algo que sucede, por ejemplo, en la aburridísima e infantiloide Agentes de SHIELD).
La planificación, el montaje y la música de la serie también evitan lugares comunes, desde los atractivos créditos iniciales hasta los logrados finales de cada capítulo. En este sentido, el montaje paralelo con el que se cierra el episodio piloto es brillantísimo. No solo se hace un resumen de todas las tramas esbozadas en el capítulo, sino que además se añade alguna novedad que despierta el sentido adictivo del espectador.
Todo esto hace que Daredevil sea una serie madura y reflexiva, entretenida y adecuada para un público muy amplio. Dudo que a Christopher Nolan no le haya entusiasmado. Hay mucho de sus mejores películas en cada uno de los episodios sin la pretenciosidad de sus últimas producciones como Interstellar.
El éxito de la primera temporada de la serie ha llevado a la confirmación de una segunda sesión que llegará a España en la primavera de este año.