El origen de esta serie es un viaje de ida y vuelta a Estados Unidos. El best-seller del norteamericano Jason Mott (The Returned) fue adaptado por una serie francesa (Les revenants, 2012) que ha dado lugar a una versión norteamericana en 2014. El original argumento que plantea Resurrection es qué pasaría si algunos muertos volviesen a la vida tal y como se fueron. Las historias entrecruzadas de estas “resurrecciones” en un pequeño pueblo norteamericano generan desconcierto y reabren conflictos familiares.
Es difícil hablar de esta serie sin estropear la intriga fundamental: ¿de dónde vienen estos muertos?; ¿qué ha pasado durante todos estos años? Gracias a la dosificación de este misterio, la serie resulta muy interesante de principio a fin. El enfoque se centra más en los personajes que en la trascendencia de volver a la vida, algo que resta profundidad a la historia. Aun así, los conflictos dramáticos están bien desarrollados y entrelazados. En Resurrection se habla de la importancia de cuidar la familia como un tesoro que un día se puede perder, de la necesidad de perdonar y ser perdonado, del deseo de inmortalizar a un ser querido.
El principal creador de esta serie es el norteamericano Aaron Zeldman: productor ejecutivo y guionista especializado en ficciones policiacas para público adulto (The Killing, Mentes criminales, Ley y orden). Con Resurrection logra una serie equilibrada, capaz de combinar con acierto los ingredientes dramáticos y la investigación policial.
Ciertamente, esta versión norteamericana está menos lograda que la francesa en el guion, el reparto, la planificación y especialmente la música. De todas formas, Resurrection sigue siendo entretenida y es de agradecer que haya eliminado algunos aspectos zafios de Les Revenants.
A la serie le falta algo evidente: no profundiza en los milagros, apenas cuenta con Dios
Pero a las dos series les falta algo evidente: no profundizan en los milagros, apenas cuentan con Dios. Los cristianos que aparecen en la serie (el pastor protestante, la madre devota) son personas con más dudas que certezas, con más remordimiento que amor a su Creador. Hay un diálogo en la iglesia que resulta muy ilustrativo. El pastor dice a una mujer escéptica: “Dios nos mostrará el camino”, y ella responde: “¿Estás seguro que Dios está detrás de esto?”. Aun teniendo en cuenta estas limitaciones, se agradece que el retrato de estos creyentes sea matizado y no resulte ofensivo, algo que se echa de menos en series y películas norteamericanas recientes (Glee, La cúpula, Prisoners, The Vatican).
La serie ha obtenido muy buenos datos de audiencia en España, llegando a casi 5 millones de espectadores en el episodio piloto. También en Estados Unidos el público ha respondido favorablemente, así que la productora no ha dudado en confirmar que habrá segunda temporada.
Gracias a la dosificación del misterio, la serie resulta muy interesante de principio a fin
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