El virginiano de 34 años Josh Boone debuta en el largo con una película con un tráiler y un título espantosos (el original es malo; el español, peor). Sus primeros minutos pueden resultar engañosos: te da en la cara un chaparrón de sexo mecánico y cosificado; drogas; un divorciado obsesionado con espiar a la que fue esposa; una chica de 18 años que parece tener 90, cínica y grosera. Y puedes pensar que estás en otra película más de familia disfuncional, humor negro y cinismo a todo volumen, aquí no ha pasado nada, viva la libertad…
Pero no, o al menos no en la línea de papanatismo sensiblero y mentiroso de casi todo el cine norteamericano que se acerca a este jardín; esta película es otra cosa, con sus defectos, con sus incoherencias, pero …
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