La humanidad vive sus últimos días: una invasión de alienígenas lleva tiempo ocupando los cuerpos de los humanos. Un grupo de personas se refugian en las montañas para evitar desaparecer. Mientras, Melanie, una joven “ocupada” por una extraterrestre, lucha para que esta última no conquiste del todo su mente: está decidida a volver con su novio y su hermano pequeño.
Detrás de esta historia de ciencia-ficción está Stephenie Meyer, la autora de Crepúsculo. Aunque parezca que ha cambiado de género, la realidad es que el argumento, al centrarse en la vertiente romántica de la historia, recuerda demasiado al romance de los vampiros.
En The Host encontramos los mismos diálogos empalagosos que escuchamos a Edward y Bella, el mismo tono sentimentaloide, las mismas caídas de ritmo e incluso escenas similares. La única diferencia es que el reparto tiene aquí un nivel que no tenía en la saga anterior. Saoirse Ronan, a pesar de su juventud, es una buena actriz (como ya demostró en Expiación o incluso en la floja Hanna); Diane Kruger hace el peor papel de su carrera pero sabe interpretar, y William Hurt sigue siendo uno de los grandes.
También ayuda a elevar la calidad del producto la presencia de Andrew Niccol (Gattaca, S1mOne), un experto en cine de ciencia-ficción, aunque en esta cinta está claramente muy por debajo de sus posibilidades.
En definitiva, una película diseñada para los fans de Crepúsculo… no hay más que echar un ligero vistazo a su campaña de promoción.