Muchos son los aciertos de esta sinfonía generacional, empezando por el título, que sencillamente es la película. Seis jóvenes -de esos jóvenes que parecen viejos prematuros o adultos aniñados que han prolongado su adolescencia más de lo debido- viven y trabajan en Nueva York y comparten el deseo de llenar sus vidas con algo que merezca la pena, con cosas definitivas, sólidas y duraderas que les hagan realmente felices.
Esta película ágil y divertida, a ratos emocionante, supone el debut como director del actor de 36 años Josh Radnor, protagonista desde 2005 de la comedia de situación Cómo conocí a vuestra madre, que a pesar de estar en su sexta temporada, no es gran cosa.
Como cantaron los Beatles, “all you need is love”, y Radnor cuenta una historia de seis personajes en busca del amor, en la estela de otros títulos como Thirteen Conversations About One Thing (mal titulada en España Vidas contadas), Italiano para principiantes o Lars y una chica de verdad, con una escritura de diálogos y una dirección de actores encomiable. Hacía años que no veía una comedia dramática tan redonda, tan bien armada, tan suelta.
No hay truculencias, ni tono fabulador: no hacen falta. Hay realismo, pero sin concesiones a la zafiedad. Es una película de tema adulto que retrata la realidad sin filtros pero con delicadeza, con ternura cuando corresponde, haciendo un uso muy inteligente de la música y de las letras de las canciones. Y todo eso es muy de agradecer, porque abundan las comedias románticas que persiguen fines similares pero usan unos medios que hacen que el espectador se pregunte si el viaje merece la pena.
De esta película, premio del público en Sundance, sales con una sonrisa y creyendo que la comedia romántica tiene futuro.