Mija, de 65 años, está jubilada pero todavía tiene un espíritu joven y animoso; es elegante y tiene buen aspecto. Mija vive con su nieto, un adolescente egoísta y consentido, para quien la abuela es la señora que le prepara la comida y paga sus caprichos. Mija se gana un sobresueldo cuidando a un anciano hemipléjico y gruñón.
Cuando la película comienza vemos al bello río Han, que cruza la ciudad, y el cadáver de una joven colegiala flotando, y a Mija en un hospital, preocupada por sus pérdidas de memoria. Luego vemos a Mija discutir con su nieto, cuidar a su cliente y apuntarse a un curso de poesía que imparten en el centro cultural.
El curso de poesía exige la elaboración de un poema propio, y en sus clases Mija aprende a ver y a sentir. Mija va a descubrir más del mundo que la rodea, de su belleza y de sus miserias. Poco a poco el poema que le pidieron va tomando forma, hasta poner el broche final a la cinta.
Lee Chang-dong ha elaborado un extraordinario poema visual de dos horas y media, bello y doloroso a la vez. La película, formalmente bellísima, está llena de metáforas visuales que enseñan a apreciar lo que tenemos a nuestro alrededor, y ponen en paralelo la miseria física y la miseria moral; al espectador le toca decidir qué es peor. Y de todo esto surge un hermoso poema que, desgraciadamente, está teñido de nihilismo y deja el alma dolorida, pues hay belleza pero no esperanza. Poesía recibió justamente el premio al mejor guión en Cannes. La interpretación de Yoon Jeong-hee es otro poema.
