Monsieur Hulot vive en su parisino barrio tradicional y tiene un sobrino con el que se entiende muy bien. Su cuñado le ofrece trabajo en su fábrica de plásticos ante la insistencia de la hermana de Hulot.
Tati es un género cinematográfico: sé que lo que acabo de escribir suena a exageración pero no, quien me argumentase que no es para tanto, que hay están Chaplin y Keaton, con los que Tatí comparte muchos elementos, les diré que no se apresuren y que estudien las obras de estos tres maestros con más calma y… concluirán en el mismo sitio que yo.
Feliz, emotiva, bella, viva, divertida, ingenua, refinada, original hasta el punto de dejar K.O. al mismísimo Francois Truffaut, la copia restaurada por la hija de Tatí permite gozar de los esplendorosos colores originales, cálidos para el barrio, fríos para el mundo de la técnica. Los que quieran más que prueben con Playtime, que en su deliciosa abstracción es una obra de una singularidad verdaderamente excepcional, con una divertida y sutil sátira sobre el “homo gadgeticus” realizada por alguien que ama lo antiguo y lo moderno, el campo y la ciudad, el arte y al técnica.