Johnny Gray es maquinista en el Sur del Estados Unidos. Tiene dos amores: Anabel y la General, su locomotora. Estalla la guerra y Johnny pasa por cobarde a los ojos de Anabel.
Si tuviéramos que descargar en una sola persona la responsabilidad de explicar el cine a un marciano y hacerlo con una sola película, el tipo sería Keaton y The General, la cinta. Y el marciano se enteraría perfectamente de todo, porque Keaton lo sabe todo sobre el arte número siete.
Hay tanta belleza, gracia, entusiasmo, lirismo, cultura popular, amor y pasión en esta historia ambientada en la guerra civil norteamericana, que cuesta mucho abarcarla. Secuencias como las de la visita de Johnny a la casa de su novia, la oficina de alistamiento, Anabel barriendo la locomotora y besada precipitadamente por un enamorado y enternecido Johnny son, sencillamente, el sistema operativo del cine. Keaton (1895-1966), actor, director guionista, mimo, acróbata, desgraciado y melancólico como persona y como actor, es la cara y la cruz de un entretenimiento que nace en una barraca de feria para hacer llorar y reír a la gente sencilla.