El director danés, afincado en Estados Unidos, Jonas Elmer nos ofrece una comedia en la que quiere apuntarse un tanto en el cine social. Romanticismo y crítica al capitalismo salvaje son los ingredientes de una historia coescrita por C. Jay Cox, el guionista de Sweet Home Alabama, en la que Renée Zellweger encarna a Lucy Hill, una directiva de 40 años que trabaja en una empresa alimenticia cuya sede central está en Miami. Cuando la empresa decide cerrar su fábrica de Minnesota, ella se ofrece voluntariamente para ir allí, pensando en su ascenso profesional.
Elmer quiere hacer una lectura del mundo empresarial que bien podría firmar un Capra o cualquier adepto a la doctrina social de la Iglesia. La persona como eje y centro de la actividad económica, la inversión del propio talento del trabajador para beneficio de todos, la labor directiva como cómplice de los operarios… son algunas de las propuestas que hace el film sin tocar ni de lejos la demagogia anticapitalista más progre. A ello se añade la trama romántica, previsible, pero que da pie a algunas escenas emotivas.
Elmer no está a la altura de Capra, y al film le falta pulso y ritmo, y la elección de Zellweger es discutible. Sin embargo, la película mejora a lo largo de su metraje, no cae en los peajes de moda y se le perdonan sus carencias por la inteligencia del conjunto. Muy fiel a los esquemas clásicos de guión y a los guiños del género, casi se puede considerar una película familiar.