Mike se acerca a los 40 y la vida no le sonríe. En lo profesional, no logra ascender a un puesto al que aspira desde hace casi 20 años en el departamento de ventas de un laboratorio farmacéutico; en lo familiar, sus hijos no se sienten cómodos en su compañía, y su mujer, harta de él, le pide el divorcio. Desconsolado, Mike acude al instituto en el que estudió para entregarse a la nostalgia de las cosas que pudieron ser y no fueron. Cuando regresa a casa de su mejor amigo desde la infancia (un muy divertido friki de Star Wars), con el que vive mientras se formaliza el divorcio, ocurre algo inesperado…
Hay muchas cosas sorprendentes en esta película cuyos primeros minutos (y el trailer promocional) son engañosos, en el sentido de que la película es bastante mejor de lo que parece. Hay semejanzas evidentes con Peggy Sue se casó, la interesante -y fallida- película de Coppola en esta historia escrita con mucha gracia por Jason Filardi, que Burr Steers dirige con talento y vivacidad.
Zac Efron (High School Musical) hace un buen trabajo, cosa que a algunos parece sorprender. Además de cantar y bailar razonablemente bien, el actor californiano de 22 años ha sabido asumir el papel protagonista en una comedia a la que hay que alabar su elegancia, simpatía y sentido del humor, a veces, muy divertido. No solo hay cinismo grosero en la comedia romántica made in Hollywood y es justo ponerlo de relieve. Este tipo de películas pone de manifiesto que hay productores que han entendido que lo de Disney Channel y lo de las comedias “blancas” forma parte de la realidad y tiene un tremendo éxito. Aunque a algunos se les revuelvan las tripas al tener que reconocerlo.