El presidente de los Estados Unidos acude a Salamanca para presidir una histórica cumbre internacional, que puede suponer el fin del terrorismo en todo el mundo. Pero justo cuando inicia su discurso en la Plaza Mayor, recibe varios balazos y, al poco, explota violentamente toda la tribuna. Estos hechos terribles, que conmocionan al mundo entero, son recreados una y otra vez de acuerdo al singular punto de vista de ocho personajes implicados en la trama: una realizadora de televisión, dos agentes secretos de la escolta del presidente, un joven policía español, un turista afroamericano que cree que ha grabado al francotirador con su vídeo, un hombre que discute en la plaza con una misteriosa mujer, una madre con su hija pequeña y el propio presidente de Estados Unidos.
Resulta entretenido este thriller de acción, rodado con agilidad por el inglés Pete Travis (Omagh), bien interpretado por un reparto notable y sugerente en su dosificación de la intriga a través de las diversas perspectivas de los personajes, recurso clásico que ya empleó magistralmente el japonés Akira Kurosawa en Rashomon. Sin embargo, al conjunto le falta empaque formal y calado dramático, sobre todo porque los conflictos de los personajes son demasiado simples y arquetípicos. Además, Travis se muestra poco riguroso en los cambios del punto de vista de narrador, y no logra disimular plenamente que el rodaje de la película se realizó en México, en una meritoria reproducción a escala casi real de la Plaza Mayor de Salamanca. Estos defectos restan autenticidad y vigor a la película, sobre todo entre los espectadores españoles que conozcan Salamanca.