Jumper o saltador es aquel que ha nacido con el don de saltar, es decir teletransportarse a cualquier lugar, sólo con desearlo. A los quince años y por casualidad, David descubre que tiene el don del saltar y huye de su desgraciada vida: su madre se fue de casa, su padre es un borracho, en la escuela le humillan. David decide usar su poder para robar y darse la gran vida. Años más tarde, convertido en un joven adulto, se encuentra con que hay gente poderosa que busca matarlo, y de que él no es el único jumper en el mundo.
En el mundo deportivo, para regocijo de todos, a veces un equipo modesto propina una paliza al poderoso favorito. En el cine esto viene ocurriendo con productos como el presente, sin que nadie que esté viendo la película pueda alegrarse.
Jumper es una novela de éxito que ofrece múltiples posibilidades visuales y narrativas; la cinta cuenta con actores conocidos, los efectos son buenos y el director hizo El caso Bourne, que es un thriller de buen nivel. Liman (Sr. y Sra. Smith) se pierde en una historia que no se debe llamar de acción sino de movimiento, sin ningún sentido dramático.
La película no comienza mal. La presentación del nuevo superhéroe con una voz en off es interesante, tanto más cuanto que este héroe es un villano egoísta que utiliza su poder para robar. Sólo cuando llegan las duras comienza a recapacitar; pero entonces es cuando falta talento a los guionistas, o al director. El filme se convierte en una espectacular e interminable serie de saltos sin sentido. Todo consiste en ir deprisa y demostrar que al protagonista le falta cerebro, que la novieta de David es insulsa, el romance memo y el antagonista patético.