Original película de terror servida por dos expertos del género, Jaume Balagueró (Los sin nombre, Frágiles) y Paco Plaza (Romasanta), que habían trabajado juntos en un documental ajeno a su especialidad, OT: la película, sobre el fenómeno televisivo de Operación Triunfo. El punto de partida es un acierto. Ángela, periodista televisiva del programa Mientras usted duerme, que aborda profesiones nocturnas, se dispone a grabar un reportaje sobre la vida cotidiana de un parque de bomberos. Los hombres del retén le dicen que lo normal es que no ocurra nada, o que tengan alguna salida rutinaria. Todo discurre sin problemas, hasta que llega un aviso: una anciana se ha caído en su piso. Aquello no parece gran cosa, pero la mujer se diría rabiosa, y el inmueble podría estar afectado por una epidemia, lo que lleva a las autoridades sanitarias a precintarlo.
El planteamiento recuerda a una pequeña película americana, acontecimiento en 1999: El proyecto de la bruja de Blair. Con ella comparte la idea de contar la historia como si fuera real; para esto resulta esencial que el entero metraje ofrezca el punto de vista del cámara que acompaña a Ángela; y ayuda al verismo contar con actores desconocidos, que “cuelan” como gente corriente. Buenos conocedores de los mecanismos para producir miedo, Balagueró y Plaza crean una atmósfera angustiosa, alimentada por la histeria que domina a los personajes, que no pueden evitar hablarse a gritos; no faltan los momentos sanguinolentos, muy al estilo del subgénero de “películas de zombies”. Se acierta además al criticar el morbo de los reality televisivos, o al pintar con los trazos justos a los personajes: una razonable radiografía social, donde hay sitio incluso para el humor.
El film, buena muestra junto a El orfanato de que el cine español “va de miedo”, es meritorio pero presenta debilidades: los momentos de crisis son reiterativos, incluido el mal gusto de alguna blasfemia; y a la hora de ofrecer las causas de la “epidemia”, la conexión diabólica y vaticana se acerca a lo risible. Lástima que se desinfle el film en el último tramo, porque es una buena muestra de lo mucho que se puede lograr con poco.