Segunda parte de una saga que parece destinada a continuar, porque la Fox y las cuatro restantes majors han descubierto un buen filón en los seriales. Tan es así, que Marvel, la editora de muchos de los comics llevados recientemente a la pantalla (Spider-Man, Hulk, X-Men, El motorista fantasma, Daredevil) ha anunciado su intención de montar una división cinematográfica para producir películas, tener poder creativo absoluto y… no tener que compartir las suculentas ganancias.
La película original, como suele ocurrir, contaba con la ventaja de la novedad: se nos presentaba un grupo de cuatro amigos, cada cual con unos poderes productos de un accidente en un vuelo espacial. Esta secuela tiene menos gracia y se limita a explotar los ya conocidos conflictos y señas de identidad de cada uno de los cuatro superhéroes. Reaparece el Doctor Muerte y aparece un surfero plateado y deprimido, procedente de otro planeta. Espectacular y bien rodada cumple dignamente su misión de juguete caro destinado a los seguidores del comic, con un nivel material y formal muy inferior al de la saga Spider-Man