Un excelente reparto, fundamentalmente femenino, se pone a las órdenes de la realizadora neoyorquina de 46 años Nicole Holofcener, que afronta su segundo largometraje, después de dirigir episodios de bastantes series (Sexo en la ciudad, Las chicas Gilmore, A dos metros bajo tierra).
La película -sobre cuatro amigas de toda la vida que pasan de los 40, tres de ellas casadas y una divorciada- es demasiado televisiva. La historia está prendida con alfileres y bastantes conflictos no se sostienen en pie, por el sencillo motivo de que no son creíbles. Faltan tramas, personajes, desarrollo y tempo de cine. Y sobra la ya agotadora pose -pretendidamente original pero que ya se ha convertido en un lugar común- procedente de las dramedies televisivas de que el matrimonio solo subsiste por inercia o por conveniencia.
Por una vez, y esto verdaderamente es una gran noticia, Jennifer Aniston no desentona y hace una interpretación medianamente decente. Frances McDormand borda uno de esos personajes escritos para ella. Cusack y Keener vuelven a demostrar lo buenísimas actrices que son.