Director: Jean-Jacques Annaud. Guión: Alain Godard y Jean-Jacques Annaud. Intérpretes: Guy Pearce, Jean-Claude Dreyfus, Freddie Highmore, Oanh Nguyen, Philippine Leroy-Beaulieu, Moussa Maaskri. 109 min. Todos.
Una familia de tigres (los padres y dos cachorros) vive en un templo budista en ruinas, en medio de la selva, en la Indochina francesa de los años 20. Tras diversas peripecias, los dos hermanos caen en la cautividad: uno pasa a ser propiedad de un circo, el otro se convierte en mascota de un niño, hijo del gobernador, hasta que el animal crece.
Confieso mi prevención hacia las películas con animales. No obstante, tener a Jean-Jacques Annaud -director de la estupenda «El oso»- era una garantía de entretenimiento. Y en efecto, el guión de Annaud y Alain Godard, de ribetes kiplingnescos, es ágil, y la historia atrapa. Evita los maniqueísmos habituales en este tipo de filmes (los animales suelen ser encantadores, y los humanos unos brutos sin escrúpulos), y dibuja con matices al cazador interpretado por Guy Pearce, un tipo noble, y al resto de seres humanos (el gobernador y su familia, la gente del circo, el príncipe, indígenas de la zona). Plantea además cuestiones como la convivencia entre civilizaciones, que surge por la situación colonial.
Gran mérito técnico tienen las escenas rodadas con los tigres (se utilizaron treinta de estos animales), de gran naturalidad gracias al uso de versátiles cámaras de alta definición.
José María Aresté