He aquí una de esas películas que recuerdan las inmensas potencialidades del cine como medio de información, formación y entretenimiento. Compuesta por cinco cortos, ha sido patrocinada por RENFE y realizada en colaboración con UNICEF para contribuir a la protección de los derechos de la infancia en el mundo.
«El secreto mejor guardado», de Patricia Ferreira («El alquimista impaciente»), afronta el SIDA a través del drama de un inteligente niño indio que debe asistir a la escuela de la lejana ciudad, pues no le dejan entrar en la de su pueblo. Interpretado por actores y esmeradamente filmado y montado, este corto de ficción ofrece momentos muy emotivos, envueltos por la música de José Nieto.
«La vida efímera», de Pere Joan Ventura («El efecto Iguazú»), es un documental sobre el paludismo infantil en Guinea Ecuatorial, narrado en «off» por una supuesta médica española (Vicenta Ndongo). Incluye momentos muy trágicos, siempre mostrados con vigor y respeto.
Chus Gutiérrez («Poniente») retrata en «Las siete alcantarillas» la miseria de ese suburbio de Córdoba (Argentina) a través de los inocentes ojos de una niña de tres años, hija de un alcohólico y hermana de unos niños delincuentes. A medio camino entre la ficción y el documental, compensa unas interpretaciones poco naturales con una brillante realización y un guión inteligente.
El limeño Javier Corcuera opta por el documental en «Hijas de Belén», donde retrata el duro trabajo que realizan niñas, mujeres y ancianas en la ciudad de Iquitos, en la amazonia peruana. Como en «La espalda del mundo», ofrece una impresionante selección de declaraciones.
«Binta y la gran idea» es la guinda de esta película colectiva y el mejor corto de los cinco. Escrito, dirigido y montado por Javier Fesser («La gran aventura de Mortadelo y Filemón»), relata la aventura de una divertida niña que vive en una bonita aldea de Senegal. Hija de un humilde y visionario pescador cristiano, la niña participa en una obra de teatro para concienciar a los hombres musulmanes de que deben dejar ir a sus hijas a la escuela. Rodado con gentes del lugar como un corto cómico de ficción, incluye gags espléndidos, marcados por una amable humanidad. La fotografía es excelente, el desenlace es sencillamente antológico y todo se adereza con una soberbia banda sonora de ritmos africanos.
Jerónimo José Martín