Director y guionista: David Twohy. Intérpretes: Vin Diesel, Colm Feore, Judi Dench, Thandie Newton, Karl Urban, Alexa Davalos. 115 min. Jóvenes.
Llega la secuela de Pitch Black (2000) con nuevas aventuras galácticas del fugitivo Richard B. Riddick. En esta ocasión, el director y guionista David Twohy, 49 años, firmante de los libretos de El Fugitivo y Waterworld, ha contado con un presupuesto de 105 millones de dólares, cinco veces mayor que el de la sorprendente y taquillera Pitch Black. El dinero se nota -y mucho- en la calidad del diseño de producción (decorados, vestuario, efectos visuales) y en las transformaciones realizadas en las localizaciones de Vancouver.
El inefable Diesel (empieza a tener gracia este tipo con cara de yunque y músculos hasta en las cejas) es un antihéroe de manual, un furiano pasota y chulo como él sólo, que muy a su pesar es algo así como el Elegido, la esperanza de un universo asolado por los temibles necróferos, el ejército de comedores de almas que lidera el estreñido Lord Marshall. Tiene gracia el dinámico guión, que sabe enmascarar las carencias de una historia de ciencia ficción de escasísimo nivel. Ayudan varios gags bastante divertidos, que impiden que uno se tome muy en serio lo que está viendo. Hay acción y mamporros a manta, al son de una música muy eficaz de Graeme Revell (Daredevil, Daño Colateral, Dune, Titan A.E.).
En el reparto, junto a Diesel, una taimada y elegante Thandie Newton, la debutante francesa Alexa Davalos y un discreto Karl Urban (Eomer en El Señor de los Anillos). Judi Dench da vida a una especie de vidente y se lo pasa bien.
Las Crónicas de Riddick resulta una película amena e imaginativa, limpia y ágil, a caballo entre Dune y Star Trek, que no se recrea en la violencia, cosa muy de agradecer, porque de ese modo tienen más espacio la acción y la aventura.
Alberto Fijo