Sonia tiene un buen puesto de trabajo en una empresa de moda; su marido, Andrés, es arquitecto. Tienen un hijo de unos siete años, poco tiempo para hablar y menos aún para su niño. Otro matrimonio, Rocío y Mariano, con una niña de siete años, son sus vecinos. Ella hace trabajos eventuales y se siente frustrada por no tener una nómina, como su marido. Sonia está cansada de no tener tiempo para su familia, y de la explotadora política de optimización de su empresa. Rocío recorre el camino inverso, y acaba entrando en una empresa y ascendiendo. Pero se resiente su vida familiar.
Hace dos años Gerardo Herrero dirigió Las razones de mis amigos, una de sus mejores películas, basada en una novela de Belén Gopegui que adaptó ella misma. El principio de Arquímedes cuenta con un guión original de esta escritora y tiene mucho en común con aquella película. Quizá esta aborda demasiados temas y no puede atenderlos bien. Peca también de un exceso de teatralidad, con muchos guiños a cámara, y tanto los diálogos como los giros de la trama son literarios. Sonia y Rocío intercambian sus ambiciones y circunstancias profesionales; pero hay además una increíble historia de adulterio, otra no menos increíble historia sindical, y una impasibilidad en los personajes que desconcierta. No hay juicios de valor. El espectador debe sacar su conclusión, que podría ser que esos matrimonios estaban mal antes de que comenzara la acción.
Fernando Gil-Delgado